miércoles, 30 de noviembre de 2011

Condenados a elegir

La voz, espada de dos filos
la palabra, infinito látigo.

La voz que hiere
la palabra que desarma
y una búsqueda pertinaz
por los sótanos doblados
como troncos huecos
vacíos de certezas.

Condenados a elegir
sentenciados desde el origen
a beber de las preguntas,
una huída inevitable
este saberse prescindible
y, sin embargo, necesario.

Seguir la estela
de todos los finales.

3 comentarios:

faustino lobato dijo...

Me gusta esta distinción entre la voz y la palabra. Entre el sonido y su contenido. Uno hiere otro desarma...en una ilógica, aunque cierta,realidad. Un camino de paradojas donde el ser frágil y prescindible se vuelve fuerte y necesario...en un siempre empezar, siguiendo "la estela de todos los finales". Magnífico, estos versos. Un abrazote.

Mila dijo...

Gracias, Tino, a veces me parece que no consigo decir en profundidad lo que atisbo, y observo, observo... Una frase en un editorial sobre política en boca de Sabater : "condenados a la libertad", me motivó a escribir este poema. No sé con qué estoy más insafisfecha si con los versos o con la suerte que nos toca vivir. Bss.

Mamen Alegre dijo...

No deberías sentirte insatisfecha con los versos que, según tú "no consiguen decir en profundidad lo que atisbas", Mila. Tus versos trascienden y son libres para en todas las lecturas ser lo que quien los lee necesita.

Un beso enorme. Me gustan los finales en general, el tuyo particularmente me entusiasma.