lunes, 14 de enero de 2013

Maribel Tena García y La mujer fractal.




Después de unas largas vacaciones, como las de Navidad, la tertulia del viernes día 11 tuvo ese agradable sabor del reencuentro, el de ver a los compañeros de esta aventura de crear sueños y palabras. Este encuentro tuvo, además, la particularidad de contar entre nosotros con Maribel Tena García, la escritora villanovense y profesora de lengua y literatura en el IES Pedro Alfonso de Orellana de Orellana la Vieja.


Maribel nos trajo su poemario, Mujer fractal, editado por Origami, como punto de referencia para dialogar en nuestra  mesa de la tertulia de Pagina 72.

Nuestra escritora comenzó hablando de la singularidad del título subrayando el aspecto de Fractal. Esta realidad, nos dijo, se observa en la col romanescu, donde la parte es semejante al todo. Así es. En el poemario de Maribel cada poema contiene toda la obra.



En Mujer fractal aparece parte de la creación literaria de quince años. Los poemas que contiene la obra habían sido parte del blog, hoy clausurado, de nuestra escritora. En esta obra, donde los versos van del amor al desamor pasando por los viajes, lo finito se encuentra en lo infinito y lo cotidiano se hace solemne.He cambiado, decía Maribel, y sin embargo en cada uno de estos versos me reconozco, me sigo viendo.

Quien mejor ha comprendido la obra de Tena García es la poeta que prologa su obra, María Ángeles Pérez. Esta dice de los versos de Maribel que son partículas capaces de generar una vivencia estética. Tena, en su primer libro de poemas, ha generado una imagen potente que articula un libro: La mujer como aquella cuya estructura,irregular,fracturada, fragmentada, se repite en diferentes escalas.







Nuestra conversación, el diálogo de la tertulia, sirvió para descubrir la frontera entre la poeta y su poesía, entre la mujer y su vivencia de la cotidianidad. De esta manera, Maribel nos fue llevando de la mano, como buena pedagoga, a través de algunos versos, como este de La casa del poeta:

Cosas.
Para atrapar su luz
me sumerjo en un oficio de sombras.

I
Una bombilla empieza a caer.
Caer,trizarse
y sonar así, tan bella-

II

Pongo bajo el grifo la regadera,
Cierro el grifo.
El beso es el silencio.

III

En la siesta
una taza rechina de limpio
Nadie a quien contarle el prodigio de carne
y cristal
que funde mi mano y la pieza
y en el instante detenido me vuelve loza.

IV

La alcachofa de la ducha
me queda lejos,
O me inclino hacia atrás,
dejando que una hebra mínima
-aún más lejos de su origen-
me atraviese el ombligo,
hilvanándome al mundo.


O en este otro poema, Contra el presagio de cierta altura, que inicia con unos versos de Dulce Chacón, de quien dice Maribel que le sorprendió como poeta:

Celebro
todo signo de fuerza agazapado en mí,
yl a ternura desmesurada
de algunos de mis gestos.
Celebro mi cuerpo,
Celebro mi centro claro y agridulce,
Celebro la proporción de mis formas
Celebro el olvidado encanto de lo pequeño
la representación a escala de los mapas.











Después nos llevó a L'Aquila donde vivió durante un tiempo dejándonos entrever en los versos las líneas amables de una carta. Una situación de alegría desde donde la poeta acostumbra a escribir.

I 

Quisiera poder explicarte
qué me hace feliz aquí.
Las mismas cosas que cuando era niña,
supongo.
Las sé idénticas a las de ahora.
Su centro es del mismo almíbar lento.

IV

Dime
¿Cómo explico la música entre el trigo alto
el tiempo que se deshilacha penélopemente,
el hojaldre de lo nunca dicho?

En todo este recorrido, en el que la voz de la poeta nos cautivó, sus metáforas, esos fractales de lo vivido y expresión de la vida misma, nos hicieron entrar en el suspiro del silencio. Después de cada  lectura, el silencio se nos volvía obsequioso.



A los tertulianos nos causó una gran impresión la poeta y su poesía,  sobre todo el hecho de como, desde una sencillez léxica, la escritora conseguía llegar a la solemnidad más profusa. Esto es una constante en la obra: lo ordinario expreso es el pretexto para que la metáfora deje aflorar el metarrelato poético. En la conversación advertimos que Maribel conseguía, a través de la sencillez de algunos de sus poemas,  mostrarnos la  complejidad interna de sus versos.

Maribel, no es una poeta al uso, no es alguien que tiene como oficio escribir sino que, sencillamente, escribe con la naturalidad del respirar Y es que los poemas,dijo con rotundidad,me tiran de la manga”. Por esto mismo, ella rehuye el termino de escritora, no le gusta, le da pudor porque la escritura dentro de ella revela, desvela, mucho de lo que ella es. “Esto que leo es mi piel”, terminó diciendo.


Por otro lado, en la poesía de Maribel también se observa un gran espacio de libertad total, como muy bien subrayó con  algunos de los poemas leídos.Así,deja sentir este eco de libertad en los  versos del poema Círculo

La piel esconde,
por debajo de su dureza obstinada,
grietas de luz por donde se filtran
dolores antiguos.

O en este de Ajuar
Pero reconozco sobre todo
enla fibra de poliester que avento sobre el lecho
una trenza invisible de tejidos
sobre la que se disponen en secreto
la furia y el futuro.







En definitiva, los tertulianos pudimos comprobar que la obra de Maribel es caleidoscópica y valiente. Aunque, ella dice, que en su hacer, en su escribir no es tanto valiente como decidida a hacer, a desarrolla una creación pura. La poeta es consciente como algunos sustantivos, en sus versos, se convierten en verbos como ese hecho de natalinar o alcanforar.


Toda su poética tiene esa expresión,  como indica en Tacto,

ramillete de trigo eléctrico

Unos versos donde la creación va más allá de la pura creación, donde la metáfora es esencialidad vital, como indican estos versos del poema

me empiezan a nacer alas
por cada vértebra que en la espalda inaugura
tu mano preñada de manos.

Vaya desde aquí las gracias a Maribel por dejarnos estos trazos de su poesía, donde mucho de ella, como en fractal, fue apareciendo dejándonos en esta contemplación de lo gratuito.

Como siempre, echamos de menos a quienes, por razones imponderables, no pudieron estar: a Manuel Romero Higes, a María Blazquez, a Dani y a Miguel Angel. Aunque este último nos dio la sorpresa de estar en ese momento en el que la tertulia se convirtió en convivium regada por los presentes de Trini y los dulces por la celebraciónde los que, como el que suscribe, nos paramos en los cuarenta.






martes, 8 de enero de 2013

Retomando la tertulia con la visita de Maribel Tena



 Este próximo día 11 de enero, después de las vacaciones de Navidad-Reyes, volvemos a retomar nuestra tertulia de los primeros viernes.

En esta ocasión nos visita la escritora y profesora de literatura, Maribel Tena García, para hablarnos de su reciente poemario Mujer fractal,  publicado por la editorial Origami. Un sorprendente poemario, de esos que tienes que releer porque siempre hay unos versos que dejan puertas abiertas, que sugieren. 

En este libro de poemas, dice la nota editorial, Maribel ha generado una imagen potente que articula un libro: la mujer como aquella cuya estructura, irregular, fracturada, fragmentada, se repite a diferentes escalas. Y es cierto, el metarrelato que nuestra escritora nos presenta salpica de notas que, sin pretenderlo, van dando tono a un paisaje donde el amor-amante se vuelve protagonista en ese saberse, como lo expresa con unos versos del primer poema del libro,Tacto:

...me empieza a nacer alas
por cada vértebra  que en la espalda inaugura
tu mano preñada de manos.

Sensuales versos que dan noticia de la ausencia y de un vivir el amor en lontananza, cuando L´Aquila queda lejos del amado, y suena este imperativo que termina preguntando, con desasosiego, sin abortar las esperanzas:

IV

Dime:
Si este balbuceo ardiente,
mi danza ancestral en círculos 
en torno a la hoguera de la lengua,
si esta cúpula de la garganta no nos acercara .
¿Cómo explico la música entre el trigo alto,
el tiempo que se deshilacha penélopemente,
el hojaldre de lo nunca dicho?


Mujer fractal, es un poemario que deja mil estelas, las de una vivencia poética que, como dice el prólogo de Mari Ángeles Pérez, se propone en términos de metonímicos, aquellos por los que una parte nombra el todo.