sábado, 28 de marzo de 2015

Manu Salitre, intuición y atrevimiento en verso.




 En este mes de marzo nos volvimos a reunir para disfrutar de los versos de Manu Salitre. Nuestro tertuliano nos presentó, allí mismo, un esbozo de poemario. El no habernos remitido sus versos, antes de la reunión,  es porque quería ver las reacciones de los tertulianos al leer los poemas de primera mano. Manu es así, la intuición y la espontaneidad al poder. Puro vitalismo, casi irracional, que encandila. Según nuestro autor este trabajo era un ejercicio de estilo, un ensayo, del que todavía tiene más poemas de los presentados.

Estos versos tenían la factura de guiones de películas. Se trataba de unos largometrajes y de un cortometraje. En cada poema, a modo de guión fílmico, aparecen personajes históricos como Giordano Bruno, Julio Cesar, así como actores y directores de películlas, como  Fritz Lang, Klaus Kinski,. Cada uno de ellos son protagonistas de estos versos. Son personajes reales metidos en unos poemas que, aparentemente no se entienden, una vez conocidas las historias de los personajes los versos cobran sentido. Imposible mirar a otro lado con esta  forma de contar la realidad tan sugerente.

               Manuel propuso que los presentes fuéramos leyendo los textos. De esta forma los versos nos fueron seduciendo, algunos de ellos por ser de una imaginación desbordante, propia de nuestro tertuliano. Es verdad que sin entender bien el simbolismo de algunos versos, a veces, era difícil saber lo que se leía pero ahí teníamos a nuestro tertuliano que nos asesoraba sin quitarle la impronta de misterio que el escrito tenía.

               En las primeras estrofas, de una forma descarnada e irónica, fuimos descubriendo las aventuras y desgracias de unos personajes que por sí mismo son una metáfora vital. Cada uno sugiere un mensaje que hay que saber leer entre líneas. 

               En el primer poema, Manuel Salitre, con su lirismo rebelde, nos colocó detrás de una cámara – que se exige de alta resolución-para fijarnos en el momento justo de quemar a Giordano Bruno, uno de los espíritus más inquietos del siglo XVI. Este religioso humanista, que exaltó la “santa asnalidad” (algo así como el yo sé que no se nada, socrático),  hizo frente a la Inquisición.  Sus ideas sobre el universo le llevaron a la hoguera. Con él se quemaba el atrevimiento que desbancaba el sistema medieval.

               En el mismo poema se menciona a  otro personaje: Julio Cesar, emperador de Roma que , como todos sabemos, tuvo un fatal desenlace  a manos de Casca.  Salitre nos cuenta en estos versos, con humor “poético”, como -después de ser apuñalado- intentó salir del lugar resbalando en su propia sangre (sirope de fresa en a escena). Es una estrofa pos-escénica. Este poema era como decir “sé infiel y no mires a qué poderoso matas” o mejor "el poder vale una puñalada".

               Por último, nuestro poeta nos colocó la intencionalidad simbólica de este esbozo de poemario, al presentarnos al director de cine más crítico de Beverly Hills  (Los Ángeles), Fritz Lang, :



Si hubiera existido una cámara
con la suficiente resolución
hubiésemos podido grabar
el momento exacto
en que la lengua de Giordano Bruno
se pegaba a su paladar
como una cucharada de manteca
de cacahuete
                                     (fragmento)

                                  ....

               El segundo poema nos lleva a otro personaje del Renacimiento, emparentado con las revueltas de la Reforma, Baldo Lupetino. Este, después de catorce años de terrible prisión, fue mandado ejecutar, por ahogamiento. El Papa, Pablo IV, (el cucaracha), quería quemarlo. La maestría de nuestro poeta, nos lleva a ver una secuencia en la que el malogrado franciscano y el maléfico Papa dialogan sobre este dilema de su muerte: o barbacoa o ahogamiento al estilo Mafia. Magnífico versos, llenos de fina e ilustrada ironía que, entre líneas,nos manda mensajes. Un diálogo imposible entre la fragilidad y el poder, si cabe, más frágil aun:


Baldo Lupetino camina sobre las aguas

                                                                                                     
                                                                                                                                     plano corto
(Habla Baldo)

                                                                          Ha llegado a mis oídos
                                                                          amigo Pablo
                                                                          que fuiste tú quien al no poder hacerme
                                                                          barbacoa
                                                                          sugirió que se me atara a una roca
                                                                          en el puente de madera entre dos góndolas
                                                                          y que al partir estas me hundiera
                                                                          al estilo de la Mafia.


                                                                                                     (Fragmento)

               Nuestro poeta nos volvió a regalar con otro poema, El autor contra el mundo, en el que “los testículos-las pelotas” de este susodicho, por muy prosaico que parezca, son las protagonistas de un universo singular. Mitad declaración de intenciones, mitad confesión carnal, Manuel Salitre nos llevó al análisis de lo inmediato para así medir las consecuencias de la presunta historia “orgásmica”-testicular del autor protagonista:

                                                                                     Haz un plano bien corto de mis pelotas
                                                                                         me gustan cuando están afeitadas

                                            Y con un poco de imaginación
                                                           veo en cada una
                                            Un Universo
con sus amores, sus guerras,
sus cuernos y crímenes pasionales,
sus polvos entre desconocidos,
sus eyaculaciones precoces
y esa panda de cabrones con suerte
que no se corren nunca.

                                                       (Fragmento)

               Después leímos un tercer poema, unos versos en los que el actor Klaus Kinski, protagonista impertérrito de psicópatas y dementes, aparece , a modo de área, en un diálogo consigo mismo. Un soliloquio magnífico que solo nuestro poeta es capaz de escribir.  Es un  placer releer estos versos en los que se recrea el histrionismo del actor. Así, releyendo esta secuencia en versos, me pregunto por el mensaje que nuestro tertuliano lanza al escribir esta secuencia. Es como si nos describiera las nefastas consecuencias de ser pluscuamperfecto, de lo perfecto.


                              El escenario geométricamente perfecto vibra con los acordes de Klaus
Yo soy Jesucristo
Je suis Kinski
I am Klaus,
una Santa Trinidad de mierda
que químicamente besa el celuloide.
Soy la luz, soy luz,
pero solo si me miras.
Solo si me miras soy Klaus.
                             
                    (Fragmento)

               El siguiente poema hace referencia a Gilles de Rais. Un noble francés con trastornos de personalidad que combatió al lado de Juana de Arco y ejecutado por multitud de crímenes. El día del juicio fue tanto el horror que provoco su confesión que uno de los presentes cubrió el crucifijo que presidia la sala por la vergüenza que generaban sus palabras. La escena que nuestro poeta recrea es provocadora. Este nos coloca ante un personaje paradójico, un héroe de guerra y al mismo tiempo un hijo de puta. Entre los versos se hace mención de Kubrick, uno de los grandes directores del siglo XX del que hay que subrayar el simbolismo de sus trabajos. ¿Cuál es entonces el símbolo que el poeta quiere dejarnos con estas secuencias, en versos, de este mal nacido de Gilles de Rais?

Gilles duerme en el jacuzi
                                            Las burbujas remueven la sangre de 3 niños
 Este adorable hijodeputa es un héroe de guerra
Este asesino es un héroe de guerra
                                                                                         Se encienden los focos, la multitud estalla.

                              ¡Con calzón rojo, en la esquina derecha del ring
                              La mano de Joan of Arc! ¡Barbazuuuuul Gilles de Rais!

En la otra esquina el pueblo francés afila sus hoces
                                                                                                (Fragmento)

               En otro poema, con una mirada a los personajes bíblicos de Juan Bautista y Salomé, nuestro poeta nos introduce en otro metraje. En este, los versos apuntan a la tragedia   con amor de falsete. Todo parece estar bajo los efectos del alcohol (C2H6O): Una orgía de la desmesura que termina en asesinato. En principio solo aparecen los imperativos de un director de escena que corrige. Y la soledad.



                                                           Shalom con falda y corsé.
                                                           Shalom la princesa puta.
                                                           Enamorada Shalom.

 El alcohol en el labio de John
 se evapora en baile de moléculas                                                                      C2H6O

                                                                          -Bésame


               La lectura de los poemas siguió, con unas escenas cautivadoras. Ese era un Monólogo donde aparecen los personajes bíblicos, Caín y Abel. En este parece que nuestro autor quisiera situarnos ante la génesis del belicismo, ante la visión horizontal del pastor y la mirada vertical del campesino. Caín y Abel, un poema con la estructura de un largo metraje. Un mensaje directo, más allá de una recreación estética.

Monólogo
El fondo es una pared de ladrillo, solo hay un taburete y un micrófono en el escenario.

                              Corbata lisa, americana, jeans y camiseta de Sonic Youth.
                                            Se sienta en el taburete

¿Se preguntaron alguna vez
por qué dan tanto asco los hermanos
obedientes?
                                            (Una tos entre el respetable)

                                                                      (fragmento)


               El último de los poemas-es una serie de Cortometrajes. Aquí, Manuel Salitre nos asombra con un cierto toque social:
               Primero, nos situó ante un personaje de ficción que burla al auténtico de la lírica guerrillera sudamericana. Este es Emiliano Chapata jugando con el nombre de Zapata. Al personaje lo ubica en la Sudamérica del 2007, cuando la revolución bolivariana de Chávez, en Venezuela, consigue reducir la pobreza.  Segundo, menciona problemas, como la subida de la electricidad, generado por la mala gestión  de las políticas económicas del neoliberalismo  y que los ciudadanos sufren, en estos momentos de crisis.
               El corto termina con un guiño a los grandes de la literatura universal Cervantes y Shakespeare, desde la interpretación de otros grandes del séptimo arte: Clint Eastwood y Charles Chaplin. Tanto el uno como el otro han criticado y satirizado los problemas sociales.
               Nuestro tertuliano, al colocar estos nombres Chapata/Zapata, Stephen Hawking, Eastwood y Charles Chaplin, parece plantearnos, a modo de sátira, una manera de ser. Aunque en este espaciotemporal en el que estamos todo es muy relativo, como dirá el mencionado Stephen Hawking.

                                                           Cortometrajes

Emiliano Chapata
lideró la revolución panadera
                              del 2027
que no constó de pistolas y cuernos de chivo
                              sino de Soma en la harina.

(fragmento)

                                                                         

 Una gozada leer los poemas de Manuel Salitre ( en este espacio se ha colocado solo unos fragmentos), un honor acercarnos a sus versos a esa parte de su atrevimiento sacrílego de versos que tanto nos hace pensar.

Como siempre, los que no estuvieron, por motivos  justificados, aunque parezca lo contrario, también estaban presentes, algo más que en el recuerdo.


De puertas adentro o el hecho mismo de la existencia.




Hace unos días tuve el honor de presentar la obra De puertas adentro, de mi amigo y contertulio de Página 72 Jose Manuel Vivas. He aquí lo que comenté:
1.  

1. José Manuel Vivas. Su obra. Su trayectoria.

            De entrada hay que decir que José Manuel Vivas es un poeta maduro, un hombre inquieto y comprometido,  que sabe poner versos a la vida. Un escritor capaz de emocionarnos e incluso de no dejarnos indiferente ante su poesía.

            Nuestro autor es un hombre prolijo en este arte del construir versos.  Desde 1998 no ha dejado de publicar y de ser premiado. Así, lo comprobamos desde aquel primer premio,  Adolfo Vargas Cienfuego, con la obra “Los bordes del abismo” y publicada en la Editorial Universitas, hasta el momento, con la obra que presentamos esta tarde y premiada por Entreescritores.com como mejor poemario del año 2014.

2. La obra De puertas adentro. Momento de madurez del poeta.


            La obra De puertas adentro, pertenece-como he dicho- al momento de madurez del poeta.

            Prologada por David Benedicte el que, con la ironía que le caracteriza, prohíbe asomarse al interior de este poemario. Comparto algunas de las razones de esta ironía, como esta que dice que leer a nuestro autor “es como saltar, sin paracaídas, de un avión.” Esto qué significa, ¿que leer estos poemas es arriesgado, una aventura? Tiene el riesgo de la evocación y del examen, el riesgo de asumir todo aquello que los versos dicen directamente a la conciencia. No podemos escapar a que estos versos nos atrapen y nos lancen a vivir la aventura de lo diferente.

            Pero entremos en esta obra, premiada por Entreescritores.com y publicada por la editorial Mandala. Para ir analizando sin perdernos es importante acudir a la propia organización del libro de poemas. Este se organiza en tres apartados, cada uno de ellos muy definidos y con un poema introductorio “desde un tiempo ancestral…” Los apartados son bloques de poemas, capítulos: Puertas adentro; refugio de la tristeza; la voz incendiada. Ante estos capítulos, y desde mi consideración de lector, tengo la sensación, después de haberlos leído, que en realidad son tres pequeños poemarios reunidos en un solo volumen. Cada uno de estos capítulos nos adentran, de manera diferente, en la intimidad de “ese bípedo animal solitario” que es el ser humano existiendo. En realidad, es un libro que subraya el hecho mismo de la existencia.
           
De esta forma:
            a) En el primer apartado, De puertas adentro el sujeto, el “yo literario”, desde su visión intimista de la realidad, establece una diferencia entre “la ciudad…universo de calles insondablesy la casa, “refugio de sombras, escudo de paredes tibias”.  Una situación, esta, de puertas adentro donde el hombre se descubre, con  la ansiedad de quien le reclama, ante sus miedos.

            Así, en este espacio, primero se establece una tensión entre lo exterior  y lo interior creando un diálogo intimista, una reflexión atrevida y valiente. De esta forma, la calle- sinonimia de la ciudad- se convierte en un lugar de  ruidos,  de gestos leves” que obliga a regresar a la intimidad del “cálido refugio de la casa”. Y es, en segundo lugar,  en esta situación de lo íntimo, donde “los silencios de la vida abren zanjas de amor sobre las hogueras de la tristeza”, en la que el propio yo, en su mismidad, se observa  incapaz de recordar “la mirada primera”. Es aquí, en este contexto privilegiado de la casa y en silencio, como  nace el poema. De esta forma, el “yo literario”, asombrado de sí mismo, expresa que “el poema-viene- desbocado/ con afán de provocación y cierta lujuria.
            Y además, aparece el hombre soñando desde esa “habitación  de ventanas opacas”…, en la que evoca la memoria de lo que fue “como mar herido de tormentas”. Una inmensidad quebrada por lo frágil. Aparece, un ser que habla consigo mismo, de puertas adentro, sintiendo que “todo lo que habita en la casa…/ todo cuanto se respira y se atisba”, le pertenece. La casa es su cuerpo, “ferozmente sitiada”.

            En resumen, se observa que  en este primer capítulo se esboza un registro existencial que conduce al lector a reflexionar-con esas cadencias del diálogo interior- sobre ese estado de sitio en el que los humanos, la mayoría de las veces, nos encontramos en la vida. Estar sitiado es una imagen magnifica que habla de resistir en medio de la debilidad. Admitirlo, como lo hace este “yo poético” de la obra, es crecer. Por esto mismo, quien vea en los poemas un sesgo de nostalgia o desesperanza, aunque lo haya, se engaña. En realidad lo que sí hay es una visión atrevida, una pauta para afrontar los propios miedos.

            b) En el segundo apartado, el poeta recobra las referencias más queridas y en un alarde de meta-poesía algunos versos toman como objeto, como protagonista, al propio hacer poético. Este “hacer” es como un “dejarse abierta la ventana del poema” para que “estrofas y rimas” se depositen “despacio entre las páginas” del libro; o es como dejarabierto el grifo del poema” para ser capaz de recoger con las propias manos “un manantial de versos y sílabas desperdigadas. “ Este es el contexto en el que, por un lado, las llamadas se vuelven trascendentales capaz de hacer que baje “ de las azoteas y de la vida / entre peldaños rotos  y palabras vanas/…” aunque no se encuentre la voz que nombra y ni siquiera el nombre…; Y por otro, la nostalgia, en el recuerdo de momentos mejores, se hace patente, sobre todo en los versos finales de este apartado, en los que aparece la figura del padre que hace “crucigramas todos los días…” hasta vestirlos “de palabras hermosas/ de sílabas azules…” Y es en el recordar ese hecho del “crucigrama”, cuando el “yo literarionos enfrenta al laberinto blanco y negro donde es posible buscar “el oscuro nombre de la muerte/ que no sabe de adivinanzas/ ni de jeroglíficos”.

             En este segundo capítulo vuelve la voz de la casa pero esta ya no es refugio desde donde se observa sino un lugar no habitado a donde se llega. Esta es, ahora, una casa con ventanas cerradas por las que se deja “entrever  un hilo de luz quejosa y cansada”. Ahora, la casa, a la que se vuelve en la que la “presencia de memorias enclaustradas/ parece elevarse sobre sillas…” y en la que el “silencio preside las horas…/ por aquel bagaje de recuerdos ebrios…” es una casa que es mejor dejar y cerrar de nuevo haciendo que “el polvo vuelva al polvo”. Y es en esta mirada llena de tristeza y recuerdos donde aparece la otra figura de cercanía, la de la madre. Estos versos aparecen en el ecuador del libro, en la página 50

 Miré tus manos en donde descansaban las viejas fotografías, 
  el pañuelo bordado y las cartas de amor; 
y me miraste de nuevo con tibia ternura,  
mientras acariciabas con tus labios mi rostros húmedo, 
absorto aún por la melancolía y los recuerdos, 
camuflados en la memoria desposeída del tiempo.

            Es en este segundo capítulo donde el “yo literario” se hace refractario a la vida que pasa y admite la fragilidad: por un lado, en el hecho de habitar en la  tristeza: “naufrago de la derrota, / esclavos de sus dedos de fuego…”;  y por otro,  en el endeble  tránsito de los recuerdos al centro mismo del ser, donde el poeta se reconoce al dictar “con su lengua/ el enjuague taciturno de la palabra, / (libertad, rosa, piedra, mar, nostalgia) y se acerca  por detrás y me toca/ sin nombrarme,/como el viento ligero de las alas de un ángel/ que se aleja entristecido,/ que suspira, como sólo suspiran los ángeles/ cuando nadie los percibe ni encuentran,/cuando un hombre que no conoce a otro hombre/ pasa de largo y su mirada entristece,/ y su voz es el eco cansado de otra voz/ irreconocible, sobria, difusa..

            Es difícil que, en el contexto de esta realidad identitaria, no aparezca la búsqueda permanente del silenciopor las aceras oxidadas/ o en soportales  donde anidan relámpagos/ con sabor a destierro/ y el agrio perfume de los orines.” El silencio, ese silencio que, en el tercer capítulo,  cruje en la nocheen un milagro de orfandad entregada”.

            c) Por último, si en el primer apartado, el autor nos pone ante la inevitable existencia y en el segundo ante la fragilidad del ser; en el tercero, el yo literario se rinde al misterio del dialogo con un tú vital.  Ante este, tú, el yo anda palpando “el zaguán de sus ojos” para luego regresar con cadencias eróticas “por la calidez de sus muslos”. En este último capítulo, la vida aparece y es sentida como un regalo. Vida ante la que hace falta mantener el silencio interior, aunque esta se exprese en “los álbumes de fotos” “…Y los recuerdos se agolpen”. Porque es en esa realidad impresa de la fotografía donde “anidan sueños desatados, / abismos insondables, / en dónde el tiempo clavó sus agujas/…” La vida reaparece envueltas de “horas en desaliento”, que busca lo mejor de ese diálogo. Vida que es  un tú que no admite la muerte: “Donde está la muerte no está tú”. La vida expresada en “las mañanas tibias”, “en el nombrar vital de papeles y guías de teléfono”. La vida.

            Ahora, ya de vuelta a la casa, al lugar habitado, ese que “recogerá las palabras escritas, / y de puertas adentro, nuestras manos, / decidirán este futuro imperfecto/ que nos ocupa y nos empuja” hacia ella…hacia “la falsa quietud de las horas…”

               Si tuviéramos que retomar una palabra, una voz,  que englobara todo el sentido de la obra tendríamos que decir, sin lugar a dudas, que esta “voz” es la figura de la casa y ésta como un refugio aunque sea en referencia al propio cuerpo “ferozmente sitiado. Una casa, sí, unas veces, habitada, desde donde se observa- la ventana;  y otras, deshabitada, desde donde se recuerda al mirar las fotos y las pesadillas “andan descalzas”. Qué importante es enfrentar esto: lo habitado y lo deshabitado y enfrentarlo desde la mirada y el recuerdo. Mirar y recordar, dos registros vitales a los que esta obra nos acerca. Dos registros existenciales que hablan de reconocimiento. Hay que agradecer a nuestro poeta el hecho de acercarnos a estos registros vitales y complejos. Porque no siempre se mira y se recuerda, como este poeta lo hace, con la ternura y el empeño con el que él lo indica.

            Para adentrase en este poemario hay que aliarse con el silencio, ese silencio contemplativo capaz de mirar aunque sea “una presencia de memorias enclaustradas…”. Un silencio buscado por “aceras oxidadas / o en soportales.

 Punto final:
            Quiero agradecer a José Manuel Vivas este encargo de presentar una de sus criaturas. Agradecerle la confianza depositada y el haberme prestado su mirada para hablar de esta existencia al límite en la que nos encontramos, muchas veces, y que el poemario es capaz de plasmar. Agradezco a nuestro poeta el que haya creado esta obra, este espejo de palabras, porque esta nos permite reflexionar sobre nosotros mismos y nuestra existencia.

            Advierto que leer esta obra es no escaparse de la sincera autocrítica al mirar desde la ventana de nuestra casa lo que nos envuelve, no siempre lo mejor; leer este poemario es enfrentar a este “bípedo animal pensante” con la propia debilidad que, aceptada, ayuda a crecer. Este sentimiento inteligente, que los versos nos lanzan, hace de esta obra algo interesante que nos obliga a leerla y no mirar para otro lado ante los problemas.

            Agradeciendo la presencia de todos los que aquí estáis, y sin abusar de vuestra paciencia, me gustaría que nuestro autor nos leyera cuatro poemas. Estos son, para mi gusto, unos de los más significativos y, de alguna forma, son eco de lo que la obra es:

(Poemas  paginas 41 /47/54/ 60)


jueves, 26 de marzo de 2015

Labios quemados o la estética de eros.



             La obra "Labios quemados", de nuestro tertuliano Jose Manuel Vivas, fue presentada en el salón de actos de Mapfre. La presentación corrió a cargo de nuestro, también tertuliano, Miguel Angel Navarro.
             Este poemario, editado por Celesta, presenta los versos en dos capítulos y un poema introductorio: La lentitud de los cuerpos y Números y palabras. 
                El poema que introduce al poemario se titula:  el amor.  En este poema, a modo de antesala de la carnalidad, se presenta el amor en los prolegómenos de la noche, dibujando la impaciencia de los vientres entregados. Un amor que se escribe para que exista, porque este es la voz de los amantes/ bajo la encrespada luz/ de la locura.  Después, en un alarde de puro lirismo, nuestro poeta desvela el impulso carnal con expresiones eróticas que mantienen la tensión hasta el final. Buen hacer, el de muestro poeta, en este oficio de contar historias, y en este caso, contadas en versos. 
             Los diez  poemas de la primera parte se desgranan en un dialogo de lo amatorio. Aquí, el pudor desaparece, volteando los cuerpos hasta tomar "la húmeda calidez de la entrega". En algunos de los poemas, el yo literario indica que es abril, de estrenada primavera, una metáfora de lo temporal para notar el momento en el que se espera el sabor del sexo; e incluso, el tiempo para descubrir esas laderas de las piernas, permitiendo que el tú amante pregunte "si puedes intentar/ de nuevo/ levantar mi lujuria/ si aún queda jugo y deseo del que alimentarte".

          Y así,  el yo literario, con la derrota en los ojos y actitud imperativa, dice: "levanta las piernas/ ofrece la rendición del clítoris, ábreme la penumbra de tu seno..." Luego, con la expresión  un ejercito de fronteras, sitúa otras expresiones de marcado erotismo, así:  "con un arma hervida  en la prudencia/ y un destino de muerte / en las lindes de tus ovarios..."

          Magníficos poemas donde no hay cansancio en el amor, aunque se diga, solo el deseo denudo de entablar un juego de esgrimas para reabrir  -dice el yo amante-"las viejas heridas que antaño nos infligimos.

                Los versos de la primera parte, nos sitúan ante el frontis de la carnalidad, ante el impulso vital propio de Dionisos. En ellos,con expresiones de perfectas metáforas, se nos describe el acto amatorio como "noches en duermevelas";  "la vigilia del éxtasis. Un acto donde se hacen inútiles las tenues palabras / cuando golpea/ mi cintura lentamente/ tu pelvis ya derrotada."

                 Merece subrayar las extraordinarias anotaciones de la extenuación en la que el yo lírico dice:  no estaré más ahora y aquí,/ donde estorban mis manos/ en esa bruma  en que amaneces..."

                     Al final de este capítulo se hace una incursión por el revés del gusto, de los cinco, el más sensual. para hablar del paladar como el saber. Que el saber es sabor del sexo:

                     "El paladar
                      ese lugar donde habitan 
                     de memoria y costumbre 
                     todos los sabores de tu cuerpo
                     todas las salivas y asperezas
                     de rendición".

              En la segunda parte se abandona el instante lujurioso del acto sexual para, en veintinueve poemas, resolver todo lo referente a la carnalidad y al erotismo., Toda una lluvia de emociones, Igual que en la primera parte, en la que muchas de las estrofas formaban grupos de metáforas, aquí las metáforas forman estrofas que van del cero al once, de la nada a la desaparición del yo amante.

                En este último capítulo, la temporalidad cambia de estación, el brillo sensual de la primavera se vuelve al intimismo del otoño. Esta realidad se hace notar en versos  donde aparece la calidez  del tu amado centrado en el "vientre". Un  sentido de lo íntimo que se rinde "sin miedo ni condiciones".Con este gesto el poeta subraya que, en el amor, sobra un tercero. Dice el yo literario: me basta tu cuerpo su fiero sabor..." Y todo para, después, pronunciar el nombre de referencia, del tú amante ...y aproximarse, sin remedio ni oposición / a la entrada de- su- gruta..." Este erotismo sublime, se complementan con algún gesto,  como el que sigue:

"buscar en tu ombligo
 una huella inerte
un principio de pasión 
en ti
que aveces asusta. 

          Estas expresiones, irremisiblemente, sitúan la lector en la física de lo cotidiano al mismo tiempo que introduce ese aspecto del miedo superado, en este caso, de los vecinos  porque, también ellos,  " gimen, gritan/ como posesos/..." El poeta seguirá dando pasos en la metafísica de eros, ahora con otro gesto, como el  de  anidar "en -los- muslos" y en "-los- pechos" del tú, de manera inescrutable.

          El sentido del deseo se contrapone a todo y hace que el amante sepa situarse en la geografía de la amada:

               Te conozco,
sé en qué punto cardinal,
latitud y altitud,
puedo encontrar tu pulso..."

              Ahora, el amante considera el cuerpo amado como casa. En esta permanecer al abrigo, más allá de su contexto físico. Porque el sabor dulce de la lengua, las manos enredadas , la espalda y sus meandros es el lugar del sosiego, la casa que ocupo sin resistencia. Es la mística de lo amado, así manifestada,  lo que hace que al final de todo se cierre la puerta y la amada desaparezca. Porque la fusión amatoria va más allá de la pura carnalidad, es el tránsito necesario para llegar a lo primero.

                      Intercalando entre poemas con dígitos, de los que se extrae el comentario anterior, aparecen otros poemas. En estos, los sonidos tienen forma de nombre pronunciado y de temblor. En estos versos, el amante es un ágil acróbata "que ama/ sin pautas ni condiciones"; que conoce "las reglas y las pautas..., para poner en marcha  el éxtasis prófugo" del mecanismo del tú, más allá de certezas matemáticas y geométricas.

              Estos poemas, sin dejar  de perder la sinfonía de lo carnal hacen referencia a algo más profundo, similar a un agujero negro que "engulle las pesadillas/ del ave fénix que alimentamos". Es la referencia a una trama, en la que la fauna que nos envuelve "cobra sin piedad los aranceles/ de tus húmedos sueños". Esos aranceles son el firme paso de lo donado, "el verso que te ofrecí, -dice el yo literario- , las manos que tomaste prestadas..."
                 
               Labios quemados es  el poemario emocionado que nos acerca en claves eróticas a la mística del placer donde uno puede equivocarse "si cree que todo esto es un amor prestado..." Estos poemas empujan a  un juego "más allá del agotado peregrinaje/ en que habitamos estas tardes / descompuestas..." ,  un juego "de doblar los bordes  y las aristas ,  que construyen figuras de papel  en (sus) manos / por donde perderme/con austera precisión/ con desatada lujuria. Un juego que busca la palabra, el sonido, la imagen. En realidad, el poemario es un viaje para resguardarse de las ausencias y así dice el yo literario, "si me ausento , / resguarda de la luz".

                     Gracias José Manuel, por darnos ocasión de soñar por los vericuetos difíciles del alma carnal. Gracias.