jueves, 20 de junio de 2013

Cuando los saludos se estrenan. La última reunión de Página 72




Eran las 12 del sábado cuando, la mayoría de los tertulianos llegábamos al punto de encuentro. En Pagina 72, ocurre  que cada vez que nos vemos es un momento feliz. Esto es lo que suele pasar cuando los amigos no se ven asiduamente, que los saludos se estrenan

Después, nos encaminamos a la casa de Jose Manuel siguiendo su coche. Una caravana muy particular. Cuando llegamos ya echábamos de menos a Jose Enrique, a Mamen, a María, a Sito, a Daniel, a Carmen y a Plácido. Las ausencias, como siempre, son insustituibles Vaya desde aquí un abrazo para todos.

Ya en casa de Jose nos acogió Fátima, su mujer, con la disposición de quien está acostumbrada a recibir a muchos. Gracias Fátima por hacernos sentir bien y reponernos. 

Al rato, comenzó el paseo, con un “medio sol de justicia”, hasta la orilla del Zapatón. Una vez más pudimos apreciar la serenidad de la dehesa. De vuelta, tomamos un aperitivo con el objetivo de “hacer hambre”. Y desde allí, unos a pie y otros en coche, nos acercamos al Oasis. Este es un restaurante de carretera que, como su nombre indica, nos proveyó de lo que buscábamos. Y lo mejor, que la calidad-precio resultó equilibrada.
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Eran las cuatro de la tarde cuando terminamos de comer. Hacia un calor de verano y allí estábamos despidiéndonos de Miguel Ángel que había ido para estar con nosotros en la comida. Pena que no se pudiera quedar con el resto de los que allí estábamos: Jose Manuel, Fátima, Antonio Castro, Manuel Romero, Manuel Salitre, Juantonio, Trini, Pilar, Mila, Gema y un servidor.

De vuelta,no hubo posibilidad de dormir la siesta. Directamente y puestos a la sombra, comenzamos la reunión que se desarrolló en dos partes:

Una primera, de revisión y evaluación del año, de cómo habían ido los encuentros a todos los niveles. Revisar significa vitalidad y Página 72 mantiene ese punto peculiar de no adormecerse o conformarse con los mínimos. Cada uno de sus integrantes aporta una riqueza incalculable que hace de esta tertulia algo diferente.
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La segunda parte la dedicamos a comentar el poemario de Jose Manuel Vivas,. Oficios de la incertidumbre. Un libro, todavía en ciernes, que surge con poemas ya construidos y con un nexo común sobre lo incierto. Este puzzle consentido, este injerto de versos, se advierte más en la ultima parte, de las tres en las que se divide el poemario. Las dos primeras apuntan directamente a los oficios de la incertidumbre: La lanzadora de cuchillos y El curtidor de silencios. 

Cuatrocientos cincuenta versos que presentan a nuestro tertuliano- poeta que algunos calificaron de conceptual. Después de este encuentron es probable que aparezca la necesaria "poda". Y así, los versos que comentamos en el campo otro día, ya depurados,  se verán robustecidos.

Mientras se comentaba se leyeron algunos poemas que aquí reproduzco.

Oficio de versos

Escribo las palabras que necesitas,

las dejo en tu mesilla de noche,

les pongo perfume de añoranza

y fieltro blanco para la ocasión.

Mañana cuando despiertes

aún seguirán allí,

deseando que las pongas en tu boca,

las leas y sean tuyas para siempre.


Náufrago

Alcanzar la orilla

para desfallecer agotado

en la frontera de agua y tierra

dónde limita al norte tu boca

y al sur las estiradas piernas,

el susurro de un mar

que circunda tu vientre.

Vengo a tu isla buscándome.

Me perdí en la ciudad,

dónde todos me reconocen.


La ventana

El cristal no soporta más tanto vaho distraído,

tanta mirada que busca en la calle

un rescoldo de gente en movimiento,

de coches con luces

y jóvenes de trenzas largas y faldas cortas.

Algunos niños inquietos

juegan al balón entre los árboles,

gritan, corren, ríen con descaro.

En la ventana su rostro es un espejo

que jamás sabrá de sus nombres

ni de la medida justa de sus sueños.



Guarecerse

Ocultarse de la inercia de ser,

protegerse del afanoso crepitar del día.

Ser acaso un cuerpo que camina,

tropieza con otros cuerpos

en las calles asombradas de la ciudad.

Guarecerse del oficio de vivir,

ponerse a salvo de su evidencia,

de su opaca incertidumbre.


Gracias Jose por compartir tus versos. Gracias Fátima por compatir tu tiempo y tu casa con nosotros.