miércoles, 12 de enero de 2011

La vitalidad de los muertos

(Mi penitencia por no poder asistir el viernes a la tertulia. En esta ocasión —por fin— por viaje de placer, y no de trabajo como es habitual).

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¿Y si caigo abajo?
A lo más arraigado de las raíces.
¿Y si caigo en un desierto que sangra?

En un desierto                                     solo.


Y en él me rieguen los recuerdos
hasta brotar de agua mis venas.

¿Y si caigo abajo y nunca más subo?

Me reconforte el roce de la arena y,
púdranse las calles;
la lluvia de bofetadas en la cara,
los rumores cual risas que vibran.

Que sean como vírgulas en mi estertor
tus disecciones,
tan certeras que no sangren.

Y allá besen mi pellejo
los coterráneos de la tierra.

4 comentarios:

faustino lobato dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
faustino lobato dijo...

"Y si caigo abajo?
A lo más arraigado de las raíces.
¿Y si caigo en un desierto que sangra?

En un desierto
solo.

Y en él me rieguen los recuerdos
hasta brotar de agua mis venas."

Me gusta esta primera estrofa, donde el yo poético establece un diálogo consigo mismo. Ahora bien, en la formalidad de la pretendida lírica, me parece que sobra la expresión "arraigado", ya que el vocablo "raíces" indica, sutilmente, el espacio de lo esencial. Las sinonimias pueden resultar pero aquí no.
La segunda parte de esta estrofa, marcada por la figura del "desierto", resalta el tono metafísico de los versos; es indicativo el “desierto” como lugar de encuentro místico, es el espacio metafórico del "consigo mismo". Y es en ese lugar donde el yo poético lanza el aserto de la soledad-sola= “solo” marcado por un espacio propio de la poética del silencio.
En fin, esta estrofa es de por sí un poema.
Luego, los otros elementos, que el autor subordina a esta primera estrofa, pierden fuerza lírica con la expresión "recuerdos". Hay metáforas más sugerentes que pueden sustituir a "recuerdos" y que, enlazadas, con lo que sigue, "brotar agua de mis venas" notaría mejor ese aspecto de vitalidad reclamados desde el principio. La figura de, "el brotar agua de las venas" supone la superación de lo yermo haciendo que "lo solo" sea menos solo. El metarrelato poético adquiere fuerza con esta figura ya que la expresión está significando la vitalidad =el oasis, en medio del desierto= angustia espiritual.

La siguiente estrofa salta de lo metafísico y esencial a lo existencial más duro, siendo la angustia la dominante del yo poético que se pregunta

"¿Y si caigo abajo y nunca más subo?"

Lo que sigue son expresiones que tienen tonos citadinos y urbanos que contextualizan muy bien la angustia existencial con la que se inicia esta segunda estrofa del poema. Así,

"Me reconforte el roce de la arena y,
púdranse las calles;
la lluvia de bofetadas en la cara,
los rumores cual risas que vibran."

Estas son expresiones que pueden también notar los miedos, las inseguridades y la rabia del yo poético que no deja de dialogar consigo mismo.

Y por último, como algo que distorsiona el meta-relato, aparece un "tú" que debería convertirse en un elemento neutro para, de esta manera, seguir reforzando la esencialidad marcada desde un principio.


"Que sean como vírgulas en mi estertor
tus disecciones,
tan certeras que no sangren."

Por último, el relato poético nos distrae con un "allá" que no sabemos dónde situarlo, de los espacios citados, desde un principio, por el autor.

"Y allá besen mi pellejo

¿El "allá" es el abajo de la raíz o el exterior de la existencia angustiosa?

los coterráneos de la tierra."

Aquí, en este tramo de la última estrofa, vuelve a repetirse la sinonímica de expresiones como esta de “coterráneos de la tierra” que si se buscara otras metáforas resaltaría más el dialogo que el yo poético mantiene consigo mismo.

A pesar de estas críticas de contenidos y formales, pienso que, en su conjunto, el poema es profundo, muy interesante. Pero, me reitero, creo que ganará el contenido cuando se limen algunas expresiones de forma. Aunque el autor es libre de no hacer ni caso de las notas que le he sugerido. Mantengo que la actitud de “Poda” nunca viene mal, cuando se gana en fuerza poética; y por otro lado, restarle elementos prosaicos al impulso primero de lo escrito, termina por dar unas mejores expresiones ganando siempre el contenido.

Bueno, Manuel diviértete, te lo mereces. Te echaremos de menos y te tendremos presente en poemas interesantes como el que aquí compartes.
Un abrazote amigo. Tino

Mila dijo...

Después de esto a mí sólo se me ocurre decirte que esas vírgulas no te causen cólera, ninguna de las dos. Es estupendo aprender de vosotros. En los viajes de placer también se trabaja, y hasta se suda, ejem, ejem...
Besos Mil-a.

Manuel Romero Higes dijo...

Pues sí, mucho calor en Cádiz, je je. Un beso, nos vemos pronto.