sábado, 29 de enero de 2011

Peces de ciudad. De Miguel Vivas

Hoy traigo a nuestra palestra una prosa amatoria, con el permiso de su autor, Miguel Vivas,colgado en su blog Palabrafernalia, que merece visitarse. Este poeta y catautor es de por aquí, de nuestra tierra. Cuánto bueno tenemos y no nos damos cuenta.
En este metarrelato poético,titulado como la canción de Ana Belén, Miguel coloca las metáforas precisas para hablar del amor-enamorado, estableciendo un recorrido sensual y místico del yo-poético. Mirada y voz se confunden en el deseo amante.
Unas letras donde no faltan toques metafísicos que la hacen más esenciales.
Me he permitido la licencia de subrayar algunas de las expresiones metafóricas para resaltar la riqueza del texto.






"Sólo una cosa vuelve
un sueño imposible:
el miedo a fracasar".

Paulo Coelho.
Escritor brasileño.




Como hiende el aire a tu mirada...
Así cabalgan mis sueños a lomos de tu ser callado.

Llevo cien vidas ahogado en tu voz, agazapado a tu hermosura. Cien vidas y una tarde de invierno, como esta, como tantas que sin esta serían tiempo, sólo tiempo. Por eso me he empujado a este momento, a despeñarme en tus pupilas por este corazón errante.

¿Sabes? Ahora, frente a ti parece tan sencillo decir te quiero; te miro en calma y resulta tan obvio que el universo pretenda tu boca... pero esto es mucho más que simple y puro amor. Esto crece aquí adentro, como el vals de la marea; como le brotan nostalgias a la calle de mi infancia, y no logro contenerlo ni un sólo segundo más. Es... es como hilvanarte el alma de terciopelo, así de henchido me lates cada latido.

¿Cómo hacerte ver...? ¿Cómo decirte que estoy en los suburbios de tu esmero niña, de tu prisa por saberme? Soy... Apenas sí soy un contorno a tus dominios, la oquedad de tus pisadas, y es tan terriblemente triste, tan miserablemente injusto...

Tú no lo sabes, pero necesitaba gritarte desde esta periferia de tus días cuanto siento la desazón de las petunias a tu estela en el jardín, los celos que le arrancaste a la luna cuando el sol te amarró el pelo con la sombra de un ciprés. Tenía que llorarte ese vacío en que me habito, las raspas de tu curiosidad, de tu desquiciante falta de apego...

¿Es que no hueles el desvarío en las nubes? Nadie lo hace, pero mira como mueren lentas cuando tú, solamente tú, vas a alzarles la vista ¿Lo ves? Caminas y se ensancha el parque niña, sólo quería decírtelo porque nadie hoy se ha parado a contemplarte y yo... Yo necesito que me sepas tuyo.

2 comentarios:

Miguel Vivas dijo...

Vaya... Qué decir. Gracias por el enorme privilegio concedido, es un placer caminar por tu casa. Besos y abrazos.

faustino lobato dijo...

Gracias a ti Miguel por tu generosidad. Un día me gustaría que estuvieras en nuestra tertulia de escritores Página 72. Si quieres información de ello mi correo es lotinobis@yahoo.es.
Enhorabuena por tus éxitos.
Un abrazote.
Tino