sábado, 5 de febrero de 2011

Relumbres de Espejuelos a diálogo



Ayer tuvimos nuestra cuarta tertulia y en ella tuvimos la agradable presencia de los tertulianos de Gallos Quiebran Albores de Mérida, Suso, Mari Paz y Eladio y una compañera de trabajo de Trinidad Rodenas.



La primera parte de nuestra reunión se centró en el diálogo con Manuel Pecellín Lancharro. Una maravillosa e interesante conversación con este intelectual y amigo a través de la cual se fue creando, entre todos, un ambiente distendido y afable en la Tertulia de Página 72. Manuel Pecellín es de esas personas entrañables y buen conversador, con las que se estaría mucho tiempo hablando. “Un pozo de ciencia”, dijo una contertuliana. El diálogo se estableció en torno a su última obra, publicada por la Asociación Beturia, “Relumbres de Espejuelos”.

A lo largo de la conversación Manuel Pecellín nos fue señalando algunas cosas que los libros no cuentan o si las dice no son referidas con la calidez que él lo hizo. Así, comenzó por el por qué de publicar esta obra. Según nos comentó la idea había partido de una conversación con García Plata. Después, en segundo lugar, siguió con algunas anécdotas curiosas que conforman sus historias. Nos narró cosas , aparentemente sin importancia, como la realización de la portada por su gran y personal amigo, Eduardo Naranjo; siguió hablándonos del por qué ese título de Relumbres de espejuelos recogido de un pasaje de Luis Chamizo. Respecto a esto último dijo que había pretendido reflejar lo que está en el interior de su obra un contenido de la tierra, de lo común, de lo interior cercano e íntimo. En resumen, el título venía a ser una buena carta de presentación para lo que él pretendía comunicar dentro. A continuación subrayó que esta obra la había dedicado a sus amigos más íntimos: Carmen y Daniel, de quien escuchó algunas de las narraciones, y a Marta y Eduardo. Estos eran sus amigos de siempre, con los que, incluso, viaja.



Luego de estos comentarios donde Manuel nos envolvía con su forma culta y sencilla de decir se habló de otros aspectos relativos más ala estructura o la forma. Cuando se le indicó por las tres partes especialmente diferenciadas de la obra, aclaró que en este libro se contienen tres en uno, es decir, una parte referida a las historias, algunas de ellas muy personales donde se revela el hombre; otra, de aforismos, donde aparece el pensador; y una última, referida a personajes, algunos de ellos vivos todavía, donde sobresale el investigador.

Por último, dejando a un lado las cuestiones formales, los contertulios nos pusimos a dialogar más de las de contenidos se le preguntó sobre qué pesaba más en él, si lo leído o lo vivido, respondiendo que “leer es vivir también” y que “la lectura ocupaba la gran parte de su vida”. Lectura y vida conformaban un todo inseparable que le hacía saber “había hecho casi todo mal y le había salido casi todo bien”. Confesó que se sentía más a gusto en todo lo que se refiere al ensayo. En fin, de don Manuel quedarán muchas cosas y aquella que más sobresale es sufaceta de bibliografo. Su actitud de compromiso en lo social la lleva también al ámbito de la investigación y es por este motivo por la que, descubriendo que muchos autores extremeños no se conocían lo suficiente,se embarcó en la gran aventura de hacer anualmente “Bibliografía Extremeña”, un anuario bibliográfico insuperable, punto de referencia inexcusable para otros investigadores. Al hablar de esta obra recordó a Juan Luengo, también uno de los personajes que aparece en Relumbre.



Todos los contertulios nos sentimos especialmente agradecidos a Pecellín por su visita.Nuestro tertuliano Placido Ramírez le dedico unas décimaspor aquellos años de ilusión y melancolía

Qué es Manuel la amistad.
Unas manos siempre abiertas,
una ventana, mil puertas
que nunca se deben cerrar.
O un corazón con voluntad.
Dónde Manuel va el acento
dónde también el lamento
Con afán de primavera
llegará la noche entera
con la luz del descontento





Esta primera parte se cerró con las palabras de otra de nuestras contertulias, Milagrosa Ortega,resumiendo así una hora y media de mágica tertulia. Mila dijo que en esta obra, de Relumbres de espejuelos, se “mezclan la ironía y la definición, la opinión y el mensaje, los recuerdos con los deseos, donde se muestran la contrariedad y el desacuerdo siempre con extremada educación.” Y en realidad es así. Nadie puede dudar de la amabilidad con la que trata Manuel Pecellín en su obra los personajes y a las situaciones descritas. Mila subrayó que los artículos los consideraba “comentarios de alto nivel, para disfrutar hasta el fondo.” Nuestra tertuliana dijo de Pecellín que“si su fuerte no es la creatividad sí lo es el análisis” opinando, “que el ensayo es su mejor género” Milagrosa terminó con algo que suscribimos todos . y es que en “Relumbres de espejuelos” se descubre “a alguien como Manuel Pecellín que no sólo tiene amplios conocimientos sino profundas convicciones y que, lejos de la frialdad, muchos eruditos lo parecen y lo son, se muestra, en esta obra, cercano, natural, con experiencias vitales muy comprometidas que lo encumbran hasta el mejor de los “Olimpos”, a mi juicio, el de la honestidad.”




La segunda parte, también muy interesante, Placido Ramírez nos mostró algo de su extensa producción poética. Llamadas “Coplillas de la emoción desatada” subtitulado “relámpagos poéticos”. Tanto Pecellín, como el resto de los contertulios animamos a Placido a seguir por esta línea en la que no debía dejar de hacer algo importante, para un escritor, limar algunos aspectos de forma. De Placido, con esa gran capacidad versificadora, se puede hablar muchas cosas pero de lo que nadie duda es de que, su intenso y agotador trabajo le lleva a no encasillarse en unas formas: El mejor de sus poemarios es su Ensayo de la metáfora” publicado por la editorial del Ayuntamiento de Badajoz donde se comprueba a un Placido en proceso de cambio. En este segundo momento de la reunión nuestro poeta no dejó de anotar, con la ductilidad de un niño en actitud de aprender, los comentarios que cada uno le hizo a su creación,. Gracias a Placido por su generosidad.
De estos Relámpagos poético.” destacamos algunas estrofas

Y me emborrache
aquella noche
mirando el mar de tus ojos


Quise soñar con tus senos
y me quedé
sin madrugada.


La tertulia terminó con ese calor que dan las palabras entre amigos y con el deseo de volver.

5 comentarios:

Plácido dijo...

entrañables las dos horas largas que pasamos con Mamuel Pecellin , aprendimos mucho, porque de una manera sencilla nos contó anecdotas y curiosidades del libro, de sus amigos, de su vivir diario ( incluso sabemos que le gusta el deporte y que también es un ilustre "esparraguero") esperamos poder disfrutar pronto de su compañia en esta tertulia.. enhorabuena a Faustino por su labor como secretario/coordinador, asi como de la redacción de estas lineas en el blog. felicidades. Impagable tarea.
plácido Ramirez

María Blázquez dijo...

Se me hace la boca agua... Espero que ya sepáis que mi ausencia fue solo de presencia, no de corazón.
Gracias Tino por este post que casi me sitúa en la tertulia del viernes pasado.

Un abrazo para todos compañeros.

faustino lobato dijo...

Gracias Plácido por tus consideraciones tan amables y generosas. Gracias María por tu entrega. Ya sabemos que estabas allí. Tu ausencia como la de los otros compañeros tertulianos que faltaron se notó. Tú, como el resto aportais y enriqueceis estos encuentros. Un abrazo. Tino

eladio dijo...

Gracias compañeros por esas casi tres horas de agradable tertulia, gracias Manuel por tu cercanía y por compartir las anécdotas y experiencias que rodearon la creación de esos “relumbres de espejuelos”, placido, gracias por hacernos participes de la experiencia que supone la indagación de un nuevo camino en la creación propia, Tino, enhorabuena por el acierto a la hora de conducir la tertulia, en fin, gracias a todos por hacerme sentir un tertuliano más de Página 72.

Suso Díaz dijo...

Agradecido por tan entrañable tarde-noche. Escuchar a Manuel Pecellín siempre es un placer, y continuar la tertulia con la creación de Plácido, ha sido la guinda de una tertulia que se hace imprescindible. Abrazos.