La noche era como otra más de sábado y Luis andaba deprisa, un paso sobre otro, miraba al suelo y no dejaba de pensar en otro fin de semana sin ligar. Levantó la cabeza, hacía frío y se encogió en el abrigo. Andaba de izquierda a derecha del acerado, una y otra vez como pendiente de decidirse, miraba sus botas y el aire de su boca, que se hacía visible al mezclarse con la madrugada. Las botas, los pasos, el zig-zag, -¿que podía hacer?.
Se encendió un cigarrillo, Ducados, e inhaló la primera calada hasta lo más profundo. Como comenzaba a llover se acercó a una parada de taxis, y cuando quiso indicar su domicilio, le sobrevino la idea de no llegar con dinero a casa,...le quedaban cien euros y los iba a quemar, por lo que dejó que el taxista le llevara a donde estaba el bullicio de las cuatro. Se bajó del taxi y se decidió por un bar de copas donde con gran algarabía y encogidos por el frío varios grupos estaban esperando. Se coló como pudo y un guarda de seguridad fornido y serio le abrió la puerta hacia el fondo del bar. Luis ya no se veía las botas, dejaba el abrigo y el jersey encima de la máquina de tabaco a la vez que entre todos le engullían. Un remolino de brazos sostenían copas y cigarrillos por encima de sus cabezas, parecía el metro en hora punta, no solo por el oleaje humano sino también por la forma alargada del local. La música, el humo, el sudor, el alcohol y el aforo sobrepasado movía a todos a la vez, como si el bar estuviera cogiendo curvas cerradas a izquierda y derecha. Copas y dinero pasaban por encima de mano en mano. Luis se desabrochó dos botones de la camisa y se encendió otro Ducados mientras una sed áspera arañaba su garganta. Se aventuró a pedir algo,y pensó que lo más sencillo era una rubia... señaló a un camarero y le mostró el movimiento del grifo de cerveza con el brazo, a la vez que le marcaba con los dedos la cantidad mostrándole una gran sonrisa de agradecimiento; funcionó y los dos tercios de Mahou se cruzaban por la enredadera de brazos con los cinco euros que Luis enviaba. De repente, el espectáculo del bar, hacían sonar una sirena y varias ráfagas de agua pulverizada los refrescaba a todos; cubrían los cigarrillos bajo el hueco del puño,cerraban los ojos y volteaban la cabeza hacia arriba donde una nube intermitente de colores se mezclaba con agua y sudor. Al final se colocaban el pelo y se miraban con cercanía y descaro, con complicidad por haber chocado las copas brindando, y compartir el tráfico de dinero y alcohol de la barra a ellos y viceversa.
Las horas pasaban y Luis se divertía. Siguió bailando, bebiendo cerveza, fumando y compartiendo de izquierda a derecha la noche , el bar y la euforia.
Cuando clareaba el día Luis paseaba sin prisas hacia su casa, refugiado en su abrigo, cuando en su bolsillo tanteó algo redondo que no acertaba a saber que podía ser... era un posavasos que en letras grandes de imprenta decía: “los sábados a las tres en el Metro”, y detrás a bolígrafo: “Sonia. Llámame.677584322”.
4 comentarios:
¡Hola Miguel Ángel!
He leído tu relato (me gustaría hacerlo más detenidamente), y a simple vista se me ocurren unas cuestiones que comentarte.
Insisto en lo de revisar un poco la puntuación y, en algunos momentos, los tiempos verbales: “dejaba el abrigo” por “dejó el abrigo”.
Podría sonar más directo decir “se encendió un cigarrillo” o “se encendió un Ducados”, en vez de “se encendió un cigarrillo, Ducados,” cosa que ya veo haces más adelante.
En algunos momentos se perciben palabras sueltas, como “se quedó esperando”, ¿dónde? ¿En la puerta del bar?
También se podría prescindir de tanta enumeración en “la música, el humo, el sudor, el alcohol, el aforo sobrepasado....” Puedes intentar transmitir la confusión y la aglomeración con alguna expresión, o de otra forma.
Por último, el párrafo en el que introduces el elemento “sirena y agua”, resulta un poco confuso. Me he imaginado que saltaba la alarma contra el fuego y, sin embargo, después comentas que todos siguieron tan contentos bailando y bebiendo, entonces no lo entiendo muy bien, alomejor es un fallo en mi percepción, no sé.
En fin... Espero haber podido aportar algo positivo con todo mi cariño.
Se agradece, como siempre, el hecho de compartir y de exponerse, al que más y al que menos no nos resulta fácil, pero supongo que es necesario.
Un abrazo, compañero.
Gracias Maria. Sí puede ser un poco confuso. Un abrazo.
Insisto, como María en lo de la puntuación y en la concordancia de los tiempos verbales. Incluso, el reflexivo "se encendió" no lo utilizaría. Simplemente con decir "encedió" basta.
Te pongo entre paréntesis algunos elementos que podría cambiar el estilo del párrafo sin por ello cambiar el sentido:
"La noche era(,) como otra más de sábado(.)Luis andaba deprisa, un paso sobre otro(.) Miraba el suelo y no dejaba de pensar (que había pasado) otro fin de semana sin ligar). Levantó la cabeza, hacía frío y se (enfundó) en el abrigo. (Iba) de izquierda a derecha del acerado, pendiente de (tomar una decisión).Miraba sus botas cuando el aire de su boca (se hizo) visible al mezclarse con la madrugada. (Todo sucedía sin más.) ¿Qu(é)podía hacer?."
Bueno, esto son sugerencias. Los puntos y seguidos mantenienen en tensión y hace más ligera la frase.
Gracias Tino. Un abrazo.
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