jueves, 10 de febrero de 2011

Alfama



Traigo unos versos de José Ángel Cilleruelo, un poeta catalán que merece la pena leer. Lo más significativo de él es que se le ha de considerar como el poeta de las ciudades ("Un hombre es la ciudad en la que vive". "...un hombre es la ciudad/ en la que viven otros hombres"). Una cita de Sophia de Mello, al comienzo de uno de los apartados, dice: "Todas as cidades são navios".
En otro poema suyo,Canción del río Hudson escribe en los versos iniciales: "El río es la ciudad./ Digiere la inmundicia/ lenta de los desagües... ". Es cierto que la ciudad también aparece, en ocasiones, desde una perspectiva más serena ("Una ciudad cualquiera en un domingo/ hacia las cuatro de la tarde...), solo serena, no exenta de sombras, porque es la tarde del domingo, la tarde del día de fiesta, que nos lleva a recordar la melancolía del poeta.
Cilleruelo,se lamenta porque pocos transeúntes gozan del momento y dice: "No conozco otro paisaje más sublime".





Un hombre es la ciudad en la que vive.
La lluvia fina que traga sus pasos
cuando un sábado vuelve a casa
De madrugada, y estuvo tan cerca y
no fue feliz. Un hombre es la ciudad
en la que viven otros hombres
que conversan con sus palabras,
visten esos cuatro colores
y hasta pudieran ser él mismo.

(Alfama, 1987)


4 comentarios:

Miguel Vivas dijo...

Qué maravilla de poema, y de barrio!!! Estuve alli el año pasado, maravilloso. Besos y mordiscos.

José Manuel Vivas dijo...

En esta época en la que vivimos el espíritu de las ciudades suele poseernos y por ello se escriben bellos poemas sobre bellas ciudades o rincones de las mismas. Alfama tiene un encanto especial dentro de una ciudad especial como Lisboa. Si quieres puedes leer un poema que escribí en mi última visita lisboeta: http://cronicasdelvertigo.blogspot.com/2011/01/la-joven-y-el-acordeon.html

Gracias tino por traernos tanto bueno.

faustino lobato dijo...

Jose he leído tu poema y te he dejado un comentario en el mismo blog. Gracias por compartir. Un abrazote. Tino

María Blázquez dijo...

El recuerdo más reciente que tengo de Lisboa es el de este último fin de semana. Me resultó distinta de como la había visto la última vez; quizá yo también sea distinta. Las ciudades tienen ese poder, cambiar sin cambiar con el paso del tiempo, y hacernos sentir distintos cada vez que las pisamos de nuevo.

El sábado por la noche escribí un poema en el taxi que me llevaba al hotel desde el "Chapito"; la droga nos corre por las venas.

Un abrazo para todos