Algunas de sus creaciones las podéis ver en el digital Vuelta de Hoja (Vdh )
Manuel S. Salitre nos acercó a la realidad de Raymond Carver. De los contertulios, Salitre es el mejor, por empatía de letras, para acercarnos al realismo sucio americano. Amante de las letras de Bukowski y de Cohem, Manuel se ha decantado por Carver, porque es uno de los que saben, desde su papel de espectador, hablar de los hechos cotidianos sin tapujos. Raymond Carver hace que los personajes sientan y en medio de lo no aparente lírico provoca que éstos vivan sin establecer juicios innecesarios.
Manuel Salitre nos hice un breve recorrido por la bio-bibliogafía de este autor. Carver, dijo, nació en los años 38. Tuvo una infancia pobre, casi miserable. Su vida la vivió tan rápida que ya adolescente tenía dos hijos. Alcohólico y con ganas de vivir. Salitre nos hizo ver que a pesar de los desafectos vitales Carver supo salir adelante. Terminó siendo profesor de literatura y especialmente se mantuvo escribiendo.
Es conocido más por su literatura de relatos que por su poética. Salitre explicó la polémica entre Carver y su editor en Esquire, Gordon Lish. Este parece que, en un cierto momento de la carrera del escritor le hace reducir al cuarenta por ciento las narraciones. LLega a decir que la obra de Carver llega al éxito gracias él. Esto motivó que muchos dudaran de si algunas de sus obras era de Raymond Carver o de Lish; ¿ a quien pertenecía lo que se editaba al autor que aperecía o al editor que promocionaba?. Lish y Carver eran amigos sin embargo, la apuesta del Editor por Carver tenía más interés cormercial que afectivo.Las obras de este autor, según, Manuel Salitre, se presentaron, por parte de la editorial, con un minimalismo tal que le hizo perder calor y lirismo propio. En este caso hizo referencia a la obra ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?
Parece ser que fue en su obra Catedral cuando Carver toma las riendas de su obra.
Según Salitre es en la poética, completamente en la sombra, donde se puede encontrar a un auténtico Carver. Nos leyó el poema, Limonada, del poemario Un sendero nuevo a la cascada de Visor.
Cuando vino a casa hace unos meses a medir las paredes para construir estantes, Jim Sears no parecía ser un hombre cuyo único hijo hubiera muerto en las crecientes del Elwha. Era un hombre velludo, lleno de confianza, que tronaba los nudillos con energía mientras hablábamos de repisas, ménsulas y nos cerciorábamos de las manchas en el roble. Pero este es un pueblo pequeño, es un mundo pequeño. Seis meses después, cuando los estantes ya habían sido construidos, entregados e instalados, el padre de Jim, de nombre Howard Sears, quien “suplía a su hijo” vino a pintar nuestra casa. Me dice –cuando pregunto movido por cierta cortesía provinciana, “¿Cómo está Jim?”– que su nieto Jim Jr. había muerto en el río la primavera anterior. Jim se siente culpable. “No se ha recuperado todavía,” añade el Sr. Sears. “Y parece que está empezando a perder la cordura,” continúa, mientras ajusta su gorra de pintor. Jim tuvo que observar impotente cómo un helicóptero apresaba el cuerpo de su hijo y lo sacaba del río con unas tenazas. “Usaron un par de enormes tenazas de cocina, ¿puede imaginarlo? Sujetadas por un cable. Dios siempre se lleva a los más dulces, ¿no es así?”, dice el Sr. Sears. “Sus designios son inescrutables”. “¿Qué piensa usted de todo esto?” quiero saber. “No quiero pensar nada,” dice. “No debemos cuestionar o dudar de sus criterios. No es algo que podamos entender. Yo sólo sé que se lo ha llevado a casa, al más pequeño.” Continúa diciéndome que la esposa de Jim lo llevó de viaje a trece países de Europa con la esperanza de ayudarlo a recuperarse. Pero no fue así. “La misión no se cumplió,” dice Howard. Y Jim contrajo el mal de Parkinson. ¿Ahora qué sigue? Está de vuelta pero aún se culpa a sí mismopor haber mandado a Jim Jr., esa mañana, a buscar una jarra de limonada al coche. ¡No necesitaban limonada ese día! ¡Dios!, ¡Dios!, ¿en qué estaba pensando?, ha dicho Jim cientos, no, miles de veces a cualquiera que aún lo escuche. ¡Si no hubiera hecho limonada esa mañana! ¿En qué demonios estaba pensando? Si no hubiera ido de compras la noche anterior, y si aquel cesto de limones amarillos no hubiera estado junto a las naranjas, manzanas, uvas y plátanos... Eso era en realidad lo que Jim quería, naranjas o manzanas, no limones o limonada, al diablo los limones, Jim odiaba los limones –al menos ahora los odiaba – pero a Jim Jr. le gustaba la limonada, siempre le había gustado. Él quería limonada. “Veámoslo de esta forma”, diría Jim padre, “esos limones vinieron de algún lugar, ¿no es así? Del Imperial Valley, posiblemente, o de algún lugar cerca de Sacramento; ahí cosechan limones, ¿verdad?”. ¡Esos limones fueron plantados y regados y vigilados y luego puestos en costales, y fueron pesados y después almacenados en cajas y enviados por tren o camión a este maldito lugar en donde tuvo que morir el hijo de un hombre! ¡Esas cajas fueron descargadas por muchachos de la misma edad que Jim Jr! Los limones fueron desempacados y vertidos de sus cajas –amarillos y oliendo a limón – por esos mismos muchachos, y fueron rociados y lavados por un muchacho que aún vive, respira y camina por la ciudad, que aún crece como un joven normal. Entonces alguien los cargó hasta la tienda, y los colocó en una repisa bajo aquel atractivo letrero que decía ¿Has Tomado Limonada Fresca Últimamente? Según Jim, esto se remontaba hasta las primeras causas, hasta el primer limón cultivado en el planeta. Si no existieran los limones, y si no hubiera ningún supermercado, entonces Jim aún tendría a su hijo, ¿no es así? Y Howard Sears aún conservaría a su nieto, ¿verdad? Te das cuenta, mucha gente estuvo involucrada en esta tragedia. Los granjeros, por ejemplo, y los recolectores de limones, los conductores de los camiones, la cadena de supermercados…Jim padre, ciertamente; él estaba dispuesto a asumir su responsabilidad. Pues él fue el mayor culpable de todos. Por eso no se recupera, me dijo Howard Sears. No obstante, tenía que librarse de eso de alguna forma, y continuar. Aunque todos estuvieran devastados. Hace algún tiempo la esposa de Jim lo inscribió a una clase de labrado de madera. Ahora él se dedica a tallar osos y focas, búhos, águilas, gaviotas, cualquier cosa, pero aún no puede concentrarse en una sola criatura por el tiempo suficiente para finalizarla, dice el Sr. Sears. El problema es que, continúa su padre, cada vez que Jim levanta los ojos de su torno o desvía la mirada de su cuchillo de labrado, ve a su hijo irrumpiendo de las aguas, río abajo, alzado por un cable; luego girando y girando en círculos hasta llegar aún más alto que los árboles; las tenazas descollando bajo su espalda, y después el helicóptero girando y oscilando río arriba, con el bramido y el bamboleo de las aspas. Ahora Jim Jr. pasa por encima de quienes lo buscaban alineados en la orilla del río. Sus brazos caen a los lados y de su cuerpo escurren gotas de agua. Pasa por encima de todos una vez más, aún más cerca, y regresa instantes después para ser depositado, para ser gentilmente asentado a los pies de su padre. Su padre. Un hombre que, después de haberlo visto todo –el cadáver de su hijo saliendo del río, sujetado por pinzas de metal, luego girando y flotando en círculos, por encima de los árboles no desearía nada más que simplemente morir. Pero la muerte es sólo para los más dulces. Y él recuerda aún la dulzura, cuando la vida era dulce, y cuando dulcemente disfrutaba de aquella otra vida.
Después de la lectura de este poema Manuel Salitre nos advirtió de la ternura y de la emoción que aparece en la propia tragedia descrita por Raymond Carver.
Hay punto extremo donde lo real se hace irreal. Siempre parte de esa realidad cercana para introducir lo irreal. La emoción, según Salitre, se encuentra más en los poemas que en los relatos que son más asépticos.
En el este poema, que leyó Salitre, se muestra, en medio de magníficas descripciones una situación que hace que cambie la realidad de muchas personas. Recuerdo, en este momento, una expresión del director Robert Altman que decía que "la obra de Carver era un solo cuento, ya que todos eran incidentes, es decir, cosas que le ocurre a la gente y que provoca que sus vidas tomen un nuevo cariz".
Después de la magnífica, sugerente y dialogada exposición de Manuel Salitre en la que este había acentuado las aventuras y desventuras de la creatividad de Raymond Carver, los tertulianos comentaron que hay que ser valientes a la hora de crear. Importante no desechar nada. La creatividad tiene tanto valor que hace falta poner en cuarentena la técnica (sabiendo que esta tiene su interés y es muy importante). Es positivo crear, después ya vendrá la “trilla”. Hay que atreverse pero con ese atrevimiento osado que puede hacer perder el norte de lo políticamente correcto.
Gracias Manuel por ponernos en la buena senda de la creación con autores como este. Nunca es tarde para conocer o para retomar a Carver. Anagrama es la editorial de la mayoría de sus publicaciones.
La segunda parte de la tertulia Página 72 la ocupó la obra inédita de otro de nuestros amigos y contertulio, Jose Manuel Sito Lerate. Este nos presentó un poemario titulado “Tournée”. Trece poemas autobiográficos donde, en el encuadramiento de cuartetos y pareados, nos hizo vivir la experiencia de su ser actor y autor. La vida del "tirititero" con sus complicaciones y ensueños, con sus tormentos y aprecios. La voz de Sito nos hizo vibrar en alguno de ellos.
El primero de los poemas, Escuela de actores, lo dedica sus profesores y compañeros de Arte Dramático. Nueve estrofas que arrancan con las expresiones de Antonio Machado “una tarde parda y fría” de su poemario Soledades". A estos versos machadianos Sito les da la vuelta para hablar de la escuela de actores. Termina así:
Que una tarde parda y fía,
Aprendimos de estudiantes
-cuando aún en bruto diamante-,
Que es el arte de Talía[1].
Con el segundo de los poemas, Sito, nos hizo recorrer Extremadura. Un poema de cuando fue profesor de teatro, dice José Manuel, de jóvenes y no tan jóvenes por los pueblos y ciudades extremeños:.
Porque yo enseñé a encarnarse
A actriz en flor que marchita,
Así vi a “DOÑA ROSITA
LA SOLTERA”, marchitarse
“Y aunque fui cosas hermosas
De la escena y el renglón,
Nunca exigí una ovación,
Imité en esto a las rosas.
Y mi vida fue tournée
Que a veces estar de gira
Dándole a otro actor pie,
Y ante un público que mira.
Yo de voces larga lista
Con un principio y un fin
Voz que puse de alquimista
Fue la primera a Merlín
Los otros poemas, enraizados en el recuerdo, casi nostálgico, nos hablan de los momentos de Madrid. Así: Madrid siempre o Teatro Romano de Mérida. A los recuerdos de Madrid se agrega otro poema, como es El más difícil todavía, de cuando fui domador de pulgas con acento francés-donde la ironía no deja de asaltar a la escena:
Que aún no es cosa del pasado
Aquella pulga coqueta,
Yo aún la llamao-“Mi Marieta”,
De ella fui su afrancesado
Que yo en el teatro me dejé la piel,
Porque yo piel de teatro siempre fui,
Hoy sin piel no se que va a ser de mí,
Para actor sin pellejo no hay papel.
Fui cómico por lector,
No lo fui por otra cosa,
Que leyendo en verso y prosa
Solo quise ser actor.
Confieso ahora a don pasado,
-voz de niño he de poner-,
Que aun mi voz no se ha quebrado,
¡marionetas al poder!
Porque desmitifiqué
De la cigarra y la hormiga
Tal fábula hay quien me hostiga
Porque igual no la dejé
Yo sin mascara de actor
Yo me desenmascaraba,
Que desnudo me quedaba
Sin más piel que mi pudor.
Al poemario original se añade un poema Nunca más siempre es ayer y otro poema, epílogo de la obra, titulado: Lista de lectores invitados. Este último, en mi modesto entender, es el mejor de los que he leído de Sito:
Por eso os invito a leerme, pero sobre todo a vosotros:
Viajeros sois vuestro propio equipaje, caminantes
Que pisáis brasas y cenizas, trotamundos del mundo,
Sirenas del mar, brujas buenas, rapsodas de la voz,
Contertulios de ayer, bohemios de siempre, noctámbulos
De otras noches, Neptunos de las fuentes, barqueros de
mi infancia y juventud, globeros de mi niñez, exploradores
de la niebla y la tiniebla, solistas de los monosílabos sí y no,
corazones que dais frutos, amigos que dais ejemplos, duendes
con duende, almas de Dios libres y presas, aliados de azar,
digo pues del nido de mis libros salen pájaros por eso
os invito lectores a leerme todavía, y a abrir alas aún, para
volar conmigo al confín de los confines de mi sustancia
gris, y al horizontes aún sin limitación de la aritmética del
sonido y de la gramática del silencio.
El contrapunto se puso cuando la obra presentada se valoró como algo que aportaba menos de lo esperado porque al contar la historia, en verso pareado, forzaba las imágenes con la rima...Esta bien- se dijo- el empleo del octosílabo para encuadrar las cuartetas que desarrollaban lo autobiográfico pero que esto no sirva para ir en detrimento de la emoción lírica.
En esta ocasión la tertulia saltó de la obra en cuestión a la generalidad dejando, en la palestra, una interesante discusión sobre modas y estilos literarios y sobre el proceso evolutivo del ser poético.Es importante escribir por encima de las modas aunque, como dijo otro, las modas son necesarias porque en ellas están la libertad de expresión, las corrientes que hacen frente a la esclavitud de lo dado. Quedó claro que ante cualquier manipulación del estilo, el sentido común es el encargado de orientar el buen gusto. Sin embargo, se escriba con el estilo que se quiera, hay que huir de modas vacías de contenido.
De todas formas, sea el verso en rima pareada o libre, la obra de José Manuel merece la pena releerla otra vez, como alguien dijo, en el silencio y dejar que su mensaje llegue sin prisas. Hay que agradecer a José Manuel Sito Lerate este gesto de prestarnos sus versos, sus emociones escritas y regalarnos con su magnífica voz ese deseo de vivir el arte de Talía
El cual consiste en vivir
Función a función en ser
Que cada día ha de nacer
Para en dos horas morir.
Gracias José Manuel por estar ahí y compartir, con nosotros, tus ilusiones.
3 comentarios:
Otro regalo. Es un orgullo pertenecer a un grupo que da tanto, y un deber saber recibirlo con agradecimiento.
Otra tarde para el recuerdo.
Gracias Manuel, gracias José Manuel.
Abrazos.
Bienvenido David. :)
Gracias Tino por tu resumen generoso y preciso de otra tertulia muy interesante. Tendremos que plantearnos una jornada de debate sobre rimas, medidas y poética clásica/actual. Gracias también a Manuel y Sito, y espero que David siga animado a participar. Saludos.
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