Un aroma humeante se expande por la casa.
Inicio el ritual:
escojo una camisa mal planchada,
me ajusto el cinturón,
y apuro con premura una taza de café.
Escucho las noticias.
Deja un regusto amargo el café muy cargado.
Y busco en los bolsillos
las llaves y el motivo de la lucha,
la razón de existir,
el precio de estar vivos.
¿Dónde aferrarnos?
Deja un regusto amargo el pan recién tostado
y el dolor de los otros.
Seguir, seguir tan solo,
caminar hacia un norte que apenas se vislumbra.
Seguir tan solo.
Seguir, sin más certeza
que el aliento del mundo.
3 comentarios:
Trini me encanta este poema, hermoso y crudo a la vez..."Seguir, sin más certeza que el aliento del mundo". Genial. Un abrazo poeta...
Gracias por tus palabras, compi. Un abrazo
Me han encantado estos versos en su forma y en su fondo. Qué necesario son estos rituales del cotidiano...estos que nos predisponen a lo mejor en este tránsito de lo vital. De lo contrario la existencia sería muy aburrida.
Un abrazote. Tino
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