El día 8 de noviembre,
después del puente de los Santos, se tuvo la segunda reunión de
Página 72. Una reunión a la que asistí después de un alta
hospitalaria por haber tenido una intervención de arritmia. La
amabilidad y generosidad de Antonio Castro hizo posible que estuviera
para escuchar a Miguel Ángel Navarro que nos exponía su proyecto de
novela Geometría de la Soledad.
En el Cajón de
Sastre inicial una tertulina propuso que para cerrar la tertulia,
además de un aforismo, podría leerse un poema corto de algunos de
los tertulianos. Además, se presentaron algunos de los libros para
llevar. Esto es algo que puede resultar interesante una vez que se
coja la mecánica de llevar un libro de interés para leer y devolver
al mes siguiente.
Comenzó Miguel Ángel
presentando su novela Geometría de la soledad. De
esta hizo algunas anotaciones de interés. Entre otros
asuntos, habló que con esta obra, su pretensión inicial era la
de ampliar la novela del año anterior. Sin embargo, comprobó- según
él-que la novela había tomado otro sesgo, ya que el personaje que se le apareció, le fue dando ideas, unas veces
desordenadas y otras caóticas. De esta forma, nuestro tertuliano describió su particular modo,
azaroso-aventurero, de escribir. Para él es el personaje el que le va marcando las pautas de la trama a desarrollar;
como un a modo de genio-musa que le lleva por
los vericuetos del enredo.
Los contertulios
iniciaron su ronda de comentarios subrayando el valor de Miguel Ángel
en este oficio de escribir. Es complicado, se dijo, hilvanar ideas y
plasmarlas en el papel como nuestro tertuliano lo está haciendo. Se
anotó también que en esta entrega de nuestro novel escritor había
aspectos interesantes y arriesgados. Para la mayoría
de los tertulianos, de esta obra en ciernes lo más relevante es el
final.
Según la opinión general- esta novela da para otras novelas. Así, por
ejemplo, hay aspectos de la obra, como las referidas al tema sexual
que podrían ampliarse. Es el caso de unas secuencias con Magda, uno de los personajes, donde se dice de ella que
le atraía lo indecoroso, todo lo permitido a los hombres en la
sociedad de su época le atraía, el vino verdejo color caña que
bebía su marido, fumar, andar desnuda por la casa y verse reflejada
en un espejo del pasillo cuando iba de un cuarto a otro. Era
atrevida, y aunque al principio simplemente se dejaba poseer por su
marido, con el paso de los años fue encontrando nuevas opciones.” Este trozo, con posibilidad de ampliarse en un capitulo donde la
sexualidad femenina desborde. No hace falta ser Gala para, como él,
meterse en el pellejo de una mujer al modo de la Pasión
turca.
“Nuestro autor, dijo
un tertuliano, es un “pozo de sondeo” donde hay muchas
cosas interesantes que hay que decantar”. En realidad, y en eso
coincidimos todos, estamos asistiendo al proceso de un escritor que
cada vez más sorprende. La tenacidad de Miguel Ángel le está
haciendo progresar en la buena dirección. De esta manera se observa
que en esta entrega hay mucha más naturalidad en los diálogos que
en los escritos anteriores. Con esta obra, nuestro novelista en ciernes, sigue las pautas que él
mismo indica en esta obra: “Aunque
no lo creamos todos tenemos una estructura de pensamientos
(metafóricos). Somos (la) especie que relaciona ideas, aparentemente
inconexas, para visualizar una realidad que a primera vista se nos
escapa. De hecho, la mayoría de las palabras no se originaron por
onomatopeyas sino por casualidades musicales y relaciones
metafóricas.
Para nuestro autor escribir es algo divertido con todos los riesgos que supone hacerlo. Este comentario sirvió para hablar del elemento disciplinar
que la propia escritura impone, que -según algunos- no siempre es
divertido.En este sentido se anotó que merece la pena
diferenciar entre el divertimento mientras se escribe y el respeto al
lector que después va a ver el trabajo hecho. Es importante la disciplina y la técnica aunque estas se conviertan en un “potro
de tortura” necesario.
En resumen, agradecemos
la valentía de Miguel Angel al presentarnos esta obra Geometría
de la soledad por que desde ella nos hizo entrar a todos en una
discusión donde el hecho de escribir es un trabajo que conlleva una
cierta fatiga, como expresa en sus páginas finales: “Por fin,
agotada se
quitó guantes y vestido, se aseó un poco en la pila y se puso su
camiseta preferida con la que acudió a sentarse sin fuerzas frente a
la pared.” Nuestro tertuliano en su próxima entrega, nos seguirá sorprendiendo gratamente. Su obra, después de un trabajo concienzudo será, como expresa en boca de la protagonista de la novela, “ (la envidia de los dioses) que anhelan la intensidad de lo efímero...".
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