martes, 14 de mayo de 2013

Del microrrelato al metarrelato poético. La tertulia de mayo.

I. El relato corto de José Enrique Campillo



           La bruja de San Juan de Ulúa, este era el relato que José Enrique Campillo quiso que los tertulianos de Página 72 debatiéramos el viernes 3 de mayo.
La reunión comenzó con ese aire distendido que ayuda a profundizar en el debate y en este caso es José Enrique quien puso el tono amable del humor y la genialidad.

        Lo primero que hizo nuestro autor fue leer el relato, para después someterlo a la exigencia de una crítica respetuosa y sin  falacias. Campillo expresó, en múltiples momentos, el deseo de que se hiciera una crítica hasta el fondo a su creación. Es de valorar esta intencionalidad suya, la de aprender manteniendo una actitud socrática que lo ennoblece.

            Nuestro tertuliano, autor de un montón de obras, como muchos saben y de gran éxito editorial desde la publicación de “El Mono obeso”. Catedrático de Fisiología en la Universidad de Extremadura e investigador incansable. Ahora, dispuesto a estar “a los pies de los caballos”, de unos tertulianos que, amantes de la literatura, no dejamos de ser aprendices de escritores. Siempre es de agradecer la confianza que nuestro autor pone en el debate crítico de Página 72.



                 Después de la lectura del relato los tertulianos nos adentramos en la historia de Tula, una “bruja” de la zona de Veracruz, en Méjico, enfrentada a don Rodrigo de Albar y condenada a prisión por no ceder a los caprichos y la tiranía de este. Además de estos personajes el relato se adorna con personajes pintorescos como el de Juan Trujillo, un soldado oriundo de Extremadura y rendido a los encantos de Tula. Este hará todo lo posible por ayudarla. En definitiva, un micro relato entretenido que, con las característica y la fuerza del realismo mágico, nos situaba en las tierras mejicanas, en el controvertido siglo XVII lleno de intrigas y ambiciones.

                   Las críticas a la obra bascularon del contenido a la forma siendo en este aspecto último donde los asistentes hicieron más hincapié. José Enrique agradeció la revisión exhaustiva de sus escritos. Sobre el contenido todos coincidimos en subrayar la capacidad que tiene nuestro autor para entretener y enganchar al lector.

                Sea como sea, bien atendiendo al contenido o al continente, lo cierto era que con esta creación todos pudimos advertir la evolución creativa de Campillo como escritor de relatos cortos. Observamos a través de estas letras como, de manera paulatina, nuestro autor había abandonando la escritura plana, la propia del  científico que él es, para entregarse a otra manera de escribir más cálida y llena de emociones. Efectivamente, desde el primer relato corto, El tío Vito, hasta este de La Bruja de San Juan de Ulúa, que ahora comentamos,  la escritura de Jose Enrique ha ganado en fluidez con una prosa más depurada y fuerza narrativa.

           Lo que más gustaba de la forma de escribir de José Enrique es la forma que tiene del emplear  las imágenes descriptoras de personajes y situaciones. Sin embargo y a pesar de todos estos elementos, harto positivos, nuestro tertuliano tendrá que corregir algunos aspectos de forma y de fondo en esta obra de La bruja de San Juan de Ulúa: Así tendrá que tratar el final para evitar la rapidez de algunas secuencias (¿?); cambiar algunos  aspectos de la trama, haciendo más creíble algunos tramos (¿?). Y todo ello, evitando el transformar la obra. Y puesto a reformar alguien aconsejó  buscar  un titulo diferente (¿?); 

             Por último, destacar el admirable temple de nuestro tertuliano a la hora de acoger y responder, cuando era pertinente, a los diferentes comentarios de su creación. Una actitud sencilla que Jose Enrique Campillo nunca  pierde, a pesar de los premios y el éxito editorial de la mayoría de sus obras, y que es de gran ayuda para los tertulianos. Actitudes como estas hacen crecer el tono humano de la Tertulia de escritores Página 72.

                Gracias José por tu rica aportación y por tu humanidad.


    II. El metarrelato poético de María Blázquez


            En el segundo tramo de la reunión leímos los versos del poemario Estado de Sitio de  María Blázquez, premiado recientemente en la XV edición del Certamen Literario José Rodriguez Dumont de Órgiva (Granada). Este poemario contiene doce poemas seleccionados, según María, para la ocasión del certamen literario.

                Los poemas se fueron leyendo, uno a uno, con cierta solemnidad dejando en el ambiente ese tono de emoción cautivadora que María sabe conseguir.

                Aprovecho este relatorio de la tertulia para hacer, con el máximo respeto,   un breve comentario crítico de estos poemas. Pido, de antemano, perdón a la autora por este atrevimiento. Me gustaría resaltar cuatro elementos que, a mi modo de entender, configuran el poemario: las metáforas de la emoción;  la sensualidad como utopía;  la búsqueda, como actitud metafísica;   y el silencio del yo poético. 

                1. La  emoción de lo amatorio como valor: 

              Los  primeros versos del poemario nos abren al deseo amante de forzar la noche, adelantarla:

  Estoy tejiendo horas con agujas de voces
 que se dispersan durante el crepúsculo.

               Un registro, la noche que nos predispone al misterio de una poética diferente, la del silencio, llena de mágicos simbolismos. Un ejemplo de ello aparece cuando el yo lírico nos  lleva a descubrir la visión emocionada de la vuelta del amado. Es aquí donde la autora traza algunas metáforas esenciales, cargadas de emotividad como son las olas y las algas en una clara referencia al mar y de este como significante de ese lugar metafísico  e ideal que nos habla de los sentimientos más profundos:


Regresé del fondo bruscamente,
 me enredé en las olas de tus dedos
como alga silenciosa abandonada al encuentro.

2. La sensualidad  y la utopía  del yo lírico: 

Otro de los registros que aparecen en el poemario Estado de sitio es el de las cadencias sensuales desarrolladas en un recorrido por  las formas del cuerpo. Unos gestos de  sensualidad y de dobles sentidos, como la que aparece en este poema donde las estrofas, inicial y final, subrayan las metáforas de las utopías amatorias. Los verbos que expresan esta afirmación son: doblar y volcar. Unos verbos de acción que aquilatan la existencia de ese estar  más allá de la propia realidad física. Así, en la primera estrofa el amado se transforma en el molde perfecto para esta contingencia soportada, notada con la figura del doblarse, la de adoptar la forma de lo amado; la segunda estrofa se marca con la acción decida del ser amante que se hace uno con el otro en  ese hecho de volcarse:

No quiero estar cansada al acostarme a tu lado,
 quiero doblar en ti las esquinas de mi cuerpo.
                …
No quiero estar cansada al acostarme a tu lado,
 quiero volcar en ti los dominios de mi cuerpo.


            3.  La búsqueda o la metafísica del relato: 

Junto a los aspectos señalados aparece el de la  búsqueda como una inquietud  permanente del amant. Aquí, el yo poético, con tonalidades esenciales, sitúa el punto de encuentro en las figuras del árbol o la casa que denotan protección y enraizamiento, firmeza y seguridad. Estas figuras son gestos metafóricos que  señalan las realidades utópicas con la pretendida ilusión de superan cualquier malestar provocado por los interrogantes del buscar inquieto:

                        …
Regálame la incógnita
de suponerte mío para siempre,
donde divagaré
para buscar el árbol y la casa
que te he jurado en mi inconsciencia.



Puestos a subrayar la intencionalidad poética de Estado de sitio, habría que resaltar la búsqueda como una realidad “mística-existencial” donde una vez más aparece  el hecho de volcarse, de vaciarse, de adoptar la forma del otro. A este respecto, basta ver algunos  versos del poema, Vacío.

Te buscaré aunque me vuelque
 en cada hueco en los que tú has estado…


Este sentimiento del buscar se mantendrá, como un estribillo metafísico,a lo largo de todo el poemario. En este sentido, ya en los últimos tramos del metarrelato, la búsqueda se convierte en una obsesión patente. Así, los versos de Floración,.


 Te busco, no apareces.
Te llamo en el poema,
 pero se adueñan de él los elementos
con la inquietud vertical de semillas que crecen,
con la conquista del agua invencible.

 4. Hacia una poética del silencio: 

En los poemas finales, María Blázquez, sitúa al lector  antes dos elementos significativos: el fuego y el agua, propios de la poética del silencio. Así, se observa en la metáfora del poema De la llama a la gota, como el yo lírico transita  de la llama de amor profundo al reflejo del agua. con esta puntualización versal la intencionalidad de la poeta muestra una pretensión, la de desvelar la conciencia del ser y del sentirse. Fuera de cualquier pregunta espuria  la realidad que el yo poético muestra es la de  traducir los sonidos, interpretando la voz del tú, la del amado, en un permanente diálogo con él. es por ello que los versos dialógicos, provocan  la lluvia  y esta como un don especial en el centro de la realidad ya transformada:

De la llama
 de mar
 que se derrite
en tu puerta
a la gota
de fuego
 que se evapora
 en tus ojos,
las estaciones
me llevan a ti.

El gemido del tren
al rasgar los raíles
interpreta tu voz,
 todos los caminos
 me valen.

 Zarandea el cielo
si pierdo la ruta,
 lluéveme en la frente.

Estado de sitio, el poemerio de María Blazquez finaliza con unos versos que, con cadencias sartrianas, destacan  la nada como un  elemento que determina el vacío, el silencio, en ese no-estar del amado:

Nada, mientras no estabas.

 De las ondas solitarias del agua
 nacen vacíos, hijos del silencio.
 Del suelo despoblado
  emerge la indolencia del que aguarda.

Nada, mientras no estabas.

Gracias María por hacernos disfrutar de estos versos esenciales, de este metarrelato de los sentimientos  que traducen todas las búsquedas de lo que amamos y de lo amado.


4 comentarios:

Recomenzar dijo...

Me ha encantado encontrarte y leerte
un abrazo desde mí

María Blázquez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
María Blázquez dijo...

Gracias, Tino. Insuperable. Somos unos afortunados por contar contigo.

Un abrazo.

Trinidad Ródenas Alcón dijo...

Felicidades por tu libro. Un beso.