viernes, 28 de diciembre de 2012

Matemáticas puras

Ya te dije que no siempre dos mas dos eran cuatro
ni que la suma de los catetos era siempre igual
a la hipotenusa

Pero no todo es matemáticas o geometría
ni todo es cierto o erróneo cuando te contemplo
frente al escritorio con la calculadora en mano
y el lápiz de punta blanda que te regalé
averiguando el coste de la vida y de la muerte
mirando de reojo las noticias en el televisor
y sonriendo cuando te digo que no existe la certeza
en los números primos
ni la objetividad de las palabras en los sonetos

Ya te dije que no siempre el orden de los factores
deja de alterar el producto

Y si no pregúntale a tu mano que ahora roza mi pecho
buscando el resultado más práctico
de dos pieles que se encuentran y no son cuatro
ni hipotenusas
ni números
ni palabras
ni tan siquiera un poema
ni el factor ni el producto

Sólo el deseo y la fracción de tiempo que tardas
en buscar mi boca
y desentrañar esta fiebre de sexo
que ni es puro
ni matemático.

3 comentarios:

Mamen Alegre dijo...

¡Bravo!

Matemáticas puras y sexo incalculable. Un lujo la geometría de este poema en el que se cuentan los guiños de dos en tres.

Infinitamente fresco.

Feliz año nuevo a todos los poetas al cuadrado que se multiplican por 72.

Felicidades JM por sumar enteros con tu poesía.

José Manuel Vivas dijo...

Gracias Mamen, ya sabes que estamos en tiempo de números, de ajustes y de recortes, así que un poco de sexo desmedido y sin echar cuentas no viene mal... Besos y feliz entrada de año...

faustino lobato dijo...

Subraya el poeta un eslabón de la mística pitagórica, de la funcionalidad de los números, para descartar la exactitud de las reglas o para saltar a otra realidad que la superficie de lo numérico no expone y es el hecho de mirar lo amado.
Es verdad, las cosas que se aprenden la μαθηματικά, esas que tienen su μάθημα (máthēma), su “campo de estudio”, no solapan las que van y están más allá de lo aprendido. Desde el punto de vista platónico, no dejan de ser los números reflejos de la realidad y no la realidad (ideal) misma. Igual que Platón, el poeta nos lleva a esos mundos ideales, más allá de la certeza de lo dado. Y paradójicamente, en contra del filósofo, el yo poetico, se ancla en los sentidos, en el tacto como protagonista, como buscador de la dermis profunda que solo los amantes saben apreciar y que los versos ni siquiera agotan, “ni tan siquiera un poema”, dice el poeta.
Magnífico poema que resalta las locuras del hijo de Poros y Penia, de Eros, al borde de lo posible en un “alterar el orden de los factores”, porque este hecho “no altera el producto”.
Gracias Jose por traernos estos versos a la palestra de nuestro blog. Enhorabuena.
Un abrazote.
Tino