Este es un poema de Diego Doncel que merece la pena leer y releer:
1
Sólo aquí, desde esta ventana
abierta hacia el océano,
oyendo la calma eterna de la tarde,
después que un aguacero
me haya alzado su iris por el sueño y los sentidos,
puede encontrar toda la pureza del cielo
mi corazón, a pesar de esta vida mía
tan oscura que huye
y pasa. Vivir como la luz
y morir como ella dejando el alma
y el campo abiertos de aromas
a la noche para limpiar el mundo.
Redimir el destino con esta quemazón
de claridad y en este azul salobre lavarme
la conciencia de este miedo que al alma
da locura. Volver a ser de nuevo
sustancia y fuego, suceso
feliz de las estrellas. Y con cielos, astros,
sales que se incendian, litorales de luces
que germinan no sentir extraña mi presencia
en esta hora sino como un rumor más
que habita el universo.
No quiero ser el fruto
de toda una desgracia heredada
en mi sangre, acaso un ser herido
que siente de otro lado el extravío
de su pensamiento. Igual que estas aguas serenas
debe estar sereno mi corazón para poder vivir,
claro como la espuma que se abandona
a florecer en cualquier playa.
abierta hacia el océano,
oyendo la calma eterna de la tarde,
después que un aguacero
me haya alzado su iris por el sueño y los sentidos,
puede encontrar toda la pureza del cielo
mi corazón, a pesar de esta vida mía
tan oscura que huye
y pasa. Vivir como la luz
y morir como ella dejando el alma
y el campo abiertos de aromas
a la noche para limpiar el mundo.
Redimir el destino con esta quemazón
de claridad y en este azul salobre lavarme
la conciencia de este miedo que al alma
da locura. Volver a ser de nuevo
sustancia y fuego, suceso
feliz de las estrellas. Y con cielos, astros,
sales que se incendian, litorales de luces
que germinan no sentir extraña mi presencia
en esta hora sino como un rumor más
que habita el universo.
No quiero ser el fruto
de toda una desgracia heredada
en mi sangre, acaso un ser herido
que siente de otro lado el extravío
de su pensamiento. Igual que estas aguas serenas
debe estar sereno mi corazón para poder vivir,
claro como la espuma que se abandona
a florecer en cualquier playa.
Nada sentir, nada pensar, ni en esa muerte
en la que al fin naufragará el dolor
y tanto me aliviará de ser yo mismo mi enemigo,
sólo verme en esta riqueza de permanecer vivo
frente al mar, frente al mundo, frente
a mí mismo, y aspirar el olor y la soledad
de este animal que soy entre los seres,
igual que aspiro el ritmo de las olas,
el fuego de la luz, la intimidad del cielo
y veo que todo posee la misma materia
que yo, que mi nada tampoco trasciende
a nada ni en su humildad ni en su miseria.
Que yo no tengo aquí un sentido preciso
sino salvarme a mí mismo de mi propio mal,
olvidarme por entero,
no ser extraño a lo que vive
tan inocente y puro en su ignorancia.
en la que al fin naufragará el dolor
y tanto me aliviará de ser yo mismo mi enemigo,
sólo verme en esta riqueza de permanecer vivo
frente al mar, frente al mundo, frente
a mí mismo, y aspirar el olor y la soledad
de este animal que soy entre los seres,
igual que aspiro el ritmo de las olas,
el fuego de la luz, la intimidad del cielo
y veo que todo posee la misma materia
que yo, que mi nada tampoco trasciende
a nada ni en su humildad ni en su miseria.
Que yo no tengo aquí un sentido preciso
sino salvarme a mí mismo de mi propio mal,
olvidarme por entero,
no ser extraño a lo que vive
tan inocente y puro en su ignorancia.
El saber será tan sólo en mí
la forma absoluta de ignorar
como se ignora aquel barco que ahora veo
en la distancia blanca de las aguas, y la sirena,
confundida con el ruido de las olas, se pierde
y se ignora al fondo de mi sangre.
la forma absoluta de ignorar
como se ignora aquel barco que ahora veo
en la distancia blanca de las aguas, y la sirena,
confundida con el ruido de las olas, se pierde
y se ignora al fondo de mi sangre.
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