En el principio era la palabra
y la palabra no era dios
era la voz de lo frágil
era la jodida y molesta palabra
hecha grito en las cárceles,
voz en la hambruna,
la carne solidaria
que no reconoce derrotas
y pronuncia la espina dorsal
del adjetivo que dibuja el deseo
de hombres y mujeres
capaces de llorar y reír.
Y las palabras,
la puta y molesta voz,
se volvió semilla del pueblo
re-volución
de los días con mañana...
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