Esta tarde, viernes día 3 de marzo Eladio Méndez ha presentado su obra La memoria encendida editada por Amargord, el año pasado.
El texto de la presentación íntegro es como sigue:
Gracias
Eladio por permitirme presentar tu obra.
A. Del autor y
especialmente para los que no lo conocéis.-
No vale la pena decir la edad que
tiene porque pasado los cincuenta uno se encuentra en el ecuador de los
beneficios de la experiencia (1957). Es obvio que reside en Mérida, al menos
así lo conocemos todos. Importante decir que en su haber de activista literario
está el haberse incorporado desde los años 80 a los colectivos y grupos
culturales de la ciudad en la que vive: Babel, Ecos de papel, Poetas por la
Paz, Asociación Cultural Gallos Quiebran Albores. De esta última es miembro
fundador. A Eladio se le conoce como un poeta reivindicativo y asiduo por tanto
a los encuentros de Voces del Extremo que organiza la Fundación Zenobia/ Juan
Ramón Jiménez, en Moguer.
Merece
tener en cuenta su obras poéticas: “Arrullos”
Caja Rural de Extremadura. 2008; (“3X3”
Colección de poesía” de la Editora Regional de Extremadura. 2012; “La memoria encendida” editorial
AMARGORD. 2016.
Se
le puede leer en su participación en el libro Perro sin dueño II Concurso Internacional de Haiku; y en otras
Antologías.
La
mayor parte de su obra es poética e inédita. Poemas para María, Corazón
Convulso o Acroscopos son algunos
de los proyectos finalizados que están esperando ver la luz.
En
2011 obtuvo un Accésit en la X Edición del Premio de Poesía Experimental de la
Diputación de Badajoz, con la obra titulada Mata
Sellos.
B. De la obra.-
El poemario tiene tres partes separadas por unas citas literarias. Estas vienen a ser,
más que como capítulos, como una ventana
a través de la cual poder asomarse y ver la intencionalidad del autor. Con ellas, como arranque, da la impresión que
el autor ha querido darnos un mensaje
entre líneas.
1. La primera
cita, de Antonio Orihuela, poeta de la conciencia, se dice. La poesía es un incendio/ no escribas, /
arde en ella.
Aquí, el poeta ha vertido trece poemas. Trece gestos que arden nombrando. Sí, arde el poema con
la voz solidaria; con una patria ancha como la primavera (15); arde con la
esperanza de los desamparados, arde al gritar nuestros propios nombres en la
denuncia (16). Así dice el yo literario.
GRITO tu nombre donde la inocencia quedó
destruida/…en el preciso instante…/ al cuchillo que violenta tu carne…
SÍ,
ARDEN LOS NOMBRES propios para cerrar
heridas, para dibujar el alba, para
masticar el amargo dolor, para compartir, para guardar abrazos, para arrancar
miserias…Y así, en este arder, el poeta denuncia situaciones terribles como las provocadas por aquellos que han querido borrar
la memoria de los muertos en las cunetas… Una denuncia que recupera los nombres
de los desaparecidos por una guerra cruel y fratricida. En estos nombres, dice el poeta, están todos los nombres, todas las identidades y en nosotros la
prolongación de vuestra lucha (19). Volverá el poeta a insistir en esta
denuncia con unos veros donde dirigiéndose
a un interlocutor plural dirá, “es
inútil que tratéis de ocultar sus huesos (cubriéndolos
de olvido), de negar su evidencia (tras
la palabra miedo), de esconder la injuria (cubriéndola de ausencia)” (24ss).
De no arder o de no tener el ardor
suficiente el poeta dice que nunca
seríamos los escultores de la historia… (20)
Este es el tono de esta primera parte donde arder es sinónimo de denunciar. Versos que no restan lirismo a la
parte terrible de la visión social de la realidad. Así, el último poema de esta primera parte, anotará -como una metáfora
universal –aquello que resta, que permanece,
de sueños rotos sobre una playa:
Una madres sin leche, una escuela
arrasada; un anciano con miedo;
un niño sin sangre…
Tan
solo quedó/un lacónico destello en su ausente mirada/y moscas habitando la
frontera ilusa de un párpado desnudo.
2. En la
segunda cita, de Gabriel Celaya, poeta de la república y fundador de la colección Norte de poesía se
dice: Maldigo la poesía de quien no toma partido/ hasta mancharse.
Quince
poemas donde no solo se sigue denunciando lo injusto sino que se toma
partido por el trabajador (proletario) (35 y 39), por lo sencillo pero digno
apuntado en expresiones felices donde el yo literario dice: comprendí /que un pantalón remendado/y una
camisa zurcida y limpia,/era el uniforme/que más me honraba. (37).
Se
toma partido porque un referente mayor lo tomó y a este se refiere el poeta
con los verbos en presente, actualizando acciones pasadas:
Mi
padre es,…de esos niños que jugaban a ganarse la vida…aprendía solfeo empapado
en sudor…jugaba a contar muertos…sus brazos son un cálido río… (36).
Tomar
partido como una forma de ser y de actuar que borra: las quimera de un dios
omnipotente…el graznar de cuervos…la cruz de ceniza. En definitiva, tomar
partido dejando a un lado rituales y formas aprendidas e impuestas /41). Tomar
partido por los marginados: por sin papales, sin techo, a los que cita y
convoca con el sello de Bukoswki, ese poeta del realismo sucio.
3.
En la tercera cita, de Nicanor Parra, el autor de la antipoesía, se dice: Mi poesía puede perfectamente no
conducir a ninguna parte.
Aquí hay treinta seis poemas. Cada uno de ellos está lleno de emociones, de
sensaciones de lo cotidiano. Poemas que no pierden el pulso reivindicativo de
las dos partes anteriores.
Siguiendo
la traza de la cita, los pomas son un
tanto antipoemas donde lo lírico no aparece y si los deseos y las
reivindicaciones ante lo injusto. Un puñado de versos con guiños a diestra y
siniestra, más a la izquierda que a la derecha, con guiños a la Republica (64)
y lo republicano con expresiones que llevan “un eco que LIBER (T) A” (80)
Esta tercera parte comienza con unos versos que repasan los defectos de la ley,
escogiendo una metáfora de lo cotidiano
señalando el cómo escapar de las normas que producen molestias (53) para terminar con un poema sobre el
campamento dignidad, símbolo de las
reivindicaciones libertarias del 15 M (91).
Hay que resaltar de forma especial, que
la mayoría de los poemas de esta última parte tienen un final ético- político que no deja indiferente.
Quizás sea esto, lo antipoema que rompe
con la lírica al uso, y que Eladio es capaz de traer al papel- sin animo
panfletario- para que no perdamos la perspectiva de lo que sucede en este país,
y como una prolongación de lo que, hace años, sucedió. “Haces poemas-dice- para que no olvidemos, / para que todos sepan de
dónde se amamanta/ el dolor de (los) tus versos” (78).
En estos poemas de la tercera parte,
como una especie de volcán en erupción,
saltan los versos con un yo omitido o en presente, dirigidos a un interlocutor/es ante el que quiere plasmar y poner de relieve el valor de las
cosas (59), las reformas injustas de los gobiernos, la represión, (62), los
desahucios, que no se pronuncia delante de quien lo sufre (66ss), o doliéndose
de las mujeres violentadas y violadas, como
un suceso inaceptable humanamente (79). Sí, la última parte tiene esa carga
de versos antipoéticos con:
- preguntas, casi un ruego, a un tú lírico y muerto con un dime cómo se ve desde ese lado de la luz la lucha por la dignidad (84).
- anécdotas que reflejan el
sentir popular sobre actitudes
paradójicas de los que se dicen hombres de bien, servidores de la patria y
religiosos y que ponen a su reguardo lo que otros dan como limosna “pillándose los dedos de una mano-dice el
poeta-cerrando la puerta de su caja fuerte” (57), o degustando “con intensa avidez…los derechos del pueblo /
y sise atragantan-dice con ironía-los hacen pasar con un buen trago de sudor
asalariado…” (72).
- un recuerdo a los diferentes: Lorca, el Che, Víctor Jara víctimas
de la intolerancia (80).
- un grito, siempre es un grito, dirigido a un “vosotros” que
sabotea, cercena esperanzas y asesinan infancias (68).
-un deseo inquietante y esperanzado (87).
Este libro, La memoria encendida, es
como una llamada de atención para no des-memoriarnos y mantener la llama
de lo que se ha conseguido en este país de justicia y dignidad a costa del
sufrimiento de muchos. Es, también, una llamada a la solidaridad y a trabajar
juntos. Sí, juntos, acentuando el plural
del nosotros frente a un vosotros que duele.
Gracias, Eladio, por este expresar- sin caer en lo panfletario-hasta los
sentimientos más rabiosos en un libro como este. Gracias por venir y compartir
con nosotros estos sesenta y cuatro
poemas de La memoria encendida.
1 comentario:
Hoy he acompañado a mis amigos Eladio y Mari a la presentación del poemario de Eladio Méndez: "La memoria encendida". Versos donde la calidad poética del autor se esmera en remover conciencias. Han sido unas horas entrañables que han transcurrido como en un suspiro. Tengo que agradecer a la Tertulia Página 72 su amabilidad y bien hacer. Es un grupo que destila una energía muy agradable. Un grupo de personas en cuyas opiniones se advierte un gran respeto hacia el autor y su obra y una gran preparación intelectual. Buena organización y mucha calidez. Uno se siente allí como en casa.
Ana Mª Castillo Moreno
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