Hay días que son de lluvia
y en ella te recreas.
Acabas de su mismo color
como si quisieras fundirte
y provocar equívocos
en aquellas palabras
que en algún tiempo
nos estallaron en la boca.
Siempre fueron caprichosas
las palabras que nos mojaron,
y el agua que te rodeaba
aquellos días.
La lluvia se ha convertido hoy
en un halo incoloro que me perturba
Por eso escribo,
y me detengo en lo que
haría si no colocara las sílabas
de esta forma tan dúctil,
tan semejante a la respiración
cuando dormimos y no sabemos
que la muerte se esconde
en un sueño y que la noche
se afila en el acento
de un ángel insuficiente.
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