El
segundo viernes de abril, los tertulianos de Página 72 estuvimos
hablando de literaturas y formas literarias aprovechando la
presentación que Plácido Ramirez Carrillo hacía de un poemario
“Este lugar al sol donde escribir” que
está todavía trabajando. Esta obra, inédita, que nuestro
tertuliano presentaba a la discusión de los concurrentes ha
recibido, como proyecto, la Beca para la creación de la Junta, hoy
Gobierno de Extremadura.
Plácido
comenzó explicándonos el sentido de este trabajo. Subrayó que
este poemario es “un conjunto de pequeños poemas a modo de
viaje poético por plazas y rincones del recuerdo, diálogos cercanos
con el padre ausente, para que no haya olvido...”
En
el poemario hay otra intencionalidad, según declaró nuestro
tertuliano, y es “servir de homenaje a ese gran poeta
recientemente desaparecido, Ángel Campos Pámpano”. De
él recoge nuestro autor unos versos para iniciar no solo algunos
de sus poemas, sino también el título. Plácido,
empleando el segundo verso de una estrofa del poeta de San Vicente,
titulará su trabajo, "Este lugar al sol donde escribir ”:
…Concededme siquiera este refugio
este lugar al sol
donde escribir”.
Nuestro
autor anota que el inicio de estos poemas se encuentra en la
celebración de la navidad del 2009 cuando en el entorno familiar
recuerda a su padre.
Estoy
tan solo sin ti, padre
que
voy abrochando los recuerdos...
En
principio fueron doce poemas que poco a poco se fueron engrosando.
Versos que le han ido sirviendo de plataforma para que la memoria le
lleve a aquellos momentos en los que sumar:
silencios
largos,
nostalgias
y ausencias.
Será,
esa parte de la memoria la que le lleva a recordar los momentos
dramáticos de la emigración, cuando su padre tuvo que salir para
Alemania:
Y
luego llegó aquella madrugada gris
de aquel invierno
frío.
La maleta de la
tristeza en el andén
y tu partida para
Alemania
como
tantos hombres rotos.
Con
los poemas Placido repasa esas situaciones difíciles de su infancia;
y de forma especial aquellos momentos vividos en Madrid. Con todo, la
pretensión de nuestro autor es establecer un diálogo con el padre
que ahora, por desgracia, está definitivamente ausente.
...
Otra
vez navegan los recuerdos,
y
amanecen, haciéndose nombre,
y
caricia, y acento nuevo.
Y
así, siguiendo esta traza del recuerdo, en la mayoría de los
poemas, los versos finales estarán marcados por la contundente
tristeza de la ausencia:
Y
vuelvo a mirar tu retrato
y
lloro,
mientras
silbo.
Para
algunos de los tertulianos, la sencillez ambiciosa de los poemas de
Plácido, llevan a sumar la delicadeza de quien recuerda otros
momentos mejores, aunque estos tenga esa cadencia de la costumbre sin
caer en el costumbrismo.
A Plácido un autor, ya avezado en estas lides de la versificación, no le faltan capacidades para seguir trabajando en este poemario haciendo que el hilo conductor, el diálogo con el padre, se plasme con fuerza, como lo expresa esta estrofa:
Ven conmigo, que nos llega la lluvia
y
se hace el silencio.
Plácido
tiene ese don, ese saber plasmar el sentimiento, el afecto, y el
entusiasmo. Por ello, este prometedor poemario “Este
lugar al sol donde escribir”, que
generosamente llevó a la mesa de la tertulia, verá un día la luz
cargado de esfuerzo, de trabajo y dedicación. Importa releer los
poemas de los que surgen :
…mil
colores en las ventanas
y
en cada mirada.
Es
probable que nuestra autor, como todos aquellos que se dedican al
oficio de ordenar palabras y poemas, entre en su “ bosque de
metáforas” para podar versos. Si lo hace merecerá la pena,
porque este es un poemario interesante. Seguro que el resultado
será, como siempre, feliz. Importa traer a colación aquel
magnífico libro “Ensayo de la metáfora” donde
nuestro autor recuerda aquellos tiempos de la gran ciudad:
Tras
un feliz diagnóstico
esposa
y madre sonríen.
...
Asoma
al balcón de la ciudad
la
risa de un mediodía claro.
Circulo
familiar que busca
los
secretos del día.
Inmóvil
suspira la tarde
atenta
en este Madrid que se derrama.
Placido,
este “poeta de la tierra” , sigue ahondando en las emociones
evitando así “pasar de puntillas” por ellas y saltar por
encima de ellas como si estuviera haciendo “periodismo emocional”
porque, y él lo sabe, este movimiento interior nos empuja a lo
mejor y el poemario lo merece.
Ya
sé padre, que quisiste soñar
para
nosotros
un
alba limpio y claro...
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