miércoles, 11 de abril de 2012

El tiempo en el latido

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De improviso,
surgen letras arrugadas
de donde el aire no llega.
Y cuando brota la escritura
redonda como una cadera,
cálida como el aliento
en la palma de la mano,
dejo de ser piedra,
se me inundan los oídos
de voces que ya estaban,
palpo un corazón que late,
y con la velocidad
acuciada por el ansia,
consigo arrebatarle al latido,
el tiempo pequeño y exacto
para escribir este poema.
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2 comentarios:

faustino lobato dijo...

Magnífico poema, lleno de lirismo y sentimiento. Un metarrelato sobre el hecho mismo de escribir. Precisos y preciosos versos de siete a nueve sílabas que conjugan imágenes y emociones. Gracias por compartir.
Un abrazote.

José Manuel Vivas dijo...

"...dejo de ser piedra", "...el tiempo pequeño y exacto", hermosa definición poética del nacimiento de la escritura lírica. No dejas de desbordar emociones y sensibilidad.