viernes, 28 de diciembre de 2012

Reparando planetas


Matemáticas puras

Ya te dije que no siempre dos mas dos eran cuatro
ni que la suma de los catetos era siempre igual
a la hipotenusa

Pero no todo es matemáticas o geometría
ni todo es cierto o erróneo cuando te contemplo
frente al escritorio con la calculadora en mano
y el lápiz de punta blanda que te regalé
averiguando el coste de la vida y de la muerte
mirando de reojo las noticias en el televisor
y sonriendo cuando te digo que no existe la certeza
en los números primos
ni la objetividad de las palabras en los sonetos

Ya te dije que no siempre el orden de los factores
deja de alterar el producto

Y si no pregúntale a tu mano que ahora roza mi pecho
buscando el resultado más práctico
de dos pieles que se encuentran y no son cuatro
ni hipotenusas
ni números
ni palabras
ni tan siquiera un poema
ni el factor ni el producto

Sólo el deseo y la fracción de tiempo que tardas
en buscar mi boca
y desentrañar esta fiebre de sexo
que ni es puro
ni matemático.

Sobre la tierra

Agradece a la llama su luz, pero no olvides 
el pie del candil que paciente la sostiene. 
                         (Rabindranath Tagore)

Asirme a la tierra
y que el viento no se lleve
la párvula certidumbre
o su vaivén huracanado
desmorone lo construido.

Alerta sobre los pies,
que me mantienen consciente
en la lámpara de las horas.

                                               
     

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Edición especial de "Las siete vidas del gato" de Faustino Lobato en descarga gratuita para celebrar las fiestas




Podéis descargar la edición especial del poemario de nuestro compañero Faustino Lobato en libro electrónico. Entrad en el enlace y pulsad sobre el banner que aparece en la plataforma laEditorial.es. Es nuestro regalo por estas fiestas.

Un abrazo a todos. Disfrutadlo y compartidlo.

domingo, 23 de diciembre de 2012

VIAJE

Amanece, y el tren silba a lo lejos.
No hay tiempo para el sueño y las esperas
que detienen el paso y adormecen
la vida que rezuma por sus poros.

Amanece, y mis ojos se despiertan
prendidos al milagro de la luz.
Abiertos al cortejo del paisaje,
adivinan senderos y horizontes.

Quiero surcar la tierra, palmo a palmo,
con la herida cerrada de mi huella,
gastada de curtirse en los regresos
que niegan la aventura y el asombro.

Es hora de partir, liviano el peso
que mi espalda resista en la andadura.
Dejo la puerta abierta por si un día
la paz de este silencio me reclama,
cuando los años pueblen la memoria
de recuerdos vencidos y de ausencias.

Adiós a la morada que aún acoge
los juegos de niñez, el perro viejo,
las páginas en blanco de un diario
y aquella juventud retando al viento.

Adiós a este calor que no conoce
el frío y  el dolor del desengaño;
al aroma a café y a pan caliente,
al olor de una madre, siempre alerta.

No sé si volveré. Si un día retorno,
cuando anuncien mis sienes otra albura,
me sentaré de nuevo junto al árbol
que planté con mis manos, y a su sombra,
escribiré una historia ya cumplida.

Si nunca regresara, se hizo tarde.
No es mi destino otro: llegar tarde.
El destiempo marcó con sus estigmas
mi existencia. Alejaos sin mí.
Evocadme en un rincón del mundo
saboreando el placer de lo vivido.

sábado, 15 de diciembre de 2012

La tertulia de diciembre. Mamen Alegre y la poética del silencio.


          

Ayer nos reunimos en torno a unos dulces y un café. Tan íntimo era todo que no cabía hacer fotos para no romper ese equilibrio de lo cercano. La foto la hicimos cada uno en los gestos que marcaban ese discurrir de la tarde donde la amabilidad del encuentro permitía que los poemas fluyeran con suavidad. Esta vez eran los versos de Mamen Alegre.

            Sí, la poética de Mamen tiene ese punto de lo místico que enamora y emociona. Esta nos presentó poemas sueltos sin la pretensión de darnos un trabajo terminado. Lo dejaba claro  con una indicación en el primer folio que decía “la importancia del título”. Aquí, después de dos puntos, anotaba unos cuantos temas algunos de los cuales podría ser el título de un futuro poemario. Uno de estos títulos que, al menos a mí, llamaba más la atención era el de “Pediré silencio tres veces”.

             Mamen, leyó, con esa prisa nerviosa de quien quiere modestamente que el "sofocón" termine pero también con la energía propia de una persona, como ella, que sabe apretar el dolor y sublimar los malos momentos, como expresa uno de sus poema:

Se trata también

de conocer el dolor, 
el azote de los algodones helados
el círculo  mudo  que nos desnuca.
Lo que sugiere la noche, a secas,
y la importancia de la costumbre.


           Al recitado le siguieron los comentarios. Siempre es penoso hablar del continente, de las formas estructurales, de comas que sobran y versos con palabras que no tienen  sentido cuando el contenido profundo, como el de nuestra tertuliana, exige con urgencia ocupar el centro ce la discusión. De todas maneras,  Mamen escuchó con la atención de la alumna que crece y que, como una “esponja”, recoge las mejores indicaciones. Maravillosa actitud, la propia del escritor-escritor. Y es que nuestra tertuliana está siempre dispuesta a recoger las sugerencias de los otros contertulios, "de los que aprendo mucho"- como ella dice- aunque a decir verdad, su humildad nos enseña a todos. Actitudes como estas dan versos como los que siguen:

Ocurrirá,
que el lento fluir de las palabras
romperá su encierro.
La inquietud de las luces apagadas
acabará por encenderse,
como si no hubiera sido
de otra forma.

Los días pulcros
en ausencia de versos,
trazarán una línea:
La locura.

O el sentirse agradecida
a las esquinas.     
         
De todos los poemas los que más impactaron fueron aquellos donde Mamen se deja llevar por la nave de la emoción. Cuánto transmiten poemas como el que sigue, titulado: Sí, recuerdo la lluvia,  cuyos versos se dejan sentir hasta lo más profundo del alma. Unas estrofas magníficas donde la música del agua marca el límite del silencio:

A veces, llovía como ahora
de una forma callada
y todo quedaba quieto.

Era una quietud de sueño gastado
un silencio de piernas largas,
un refrescar extraño.

A estas primeras estrofas le siguieron otras que dibujan el trasunto de otras realidades esas que hace que los poemas, al menos este, tuvieran ese sentido esencial del metarrelato con un perfecto desarrollo de los significantes más vitales:

Crecían más las hojas entonces
y cercana a la ventana, la tarde,
abría surcos 
para morir en la tierra.

Y es que el agua, en este caso, se convierte en signo indeleble de lo que se transforma, en la huella de tiempos mejores donde las palabras dejan de existir porque los silencios y el sentimiento emocionado ocupan su espacio:

A veces,
llovía como ahora
y después, las habitaciones
eran agua  y también los armarios,
y había que dejar
en aquellos momentos
que la vida se hiciera cargo
de la voz enmudecida,
del llanto de las ventanas
hacia adentro.

         Los poemas de Mamen dieron para hablar de muchas cuestiones donde la literatura aparecía como algo más que un oficio, en la que ella continúa a ser un punto de aprendizaje y crecimiento personal. Era tanta paz la que transmitieron los poemas de Mamen que no era difícil apreciar el silencio que, como marcas propias, iban dejando estos después de leerlos, un silencio tan solemne que es imposible  abarcarlo, tan solo se puede intuir sin saber qué hacer con él, como nuestra poeta expresa en estos versos:

Qué haré entonces con el silencio

Con la voz perfecta
que anida en la boca del pez.
Qué haré cuando se alce
en el borde de este agua,
el alma,
la palabra limpia
que todo lo rompa.
                                                                                          

               Lo importante, lo que más se resaltaba de la reunión era esa decidida intención de podar y limpiar el poema. Importa hacer este ejercicio de poda para que las ramas que resten den buenos frutos. Y lo más y mejor, que Mamen admitió así como el resto, fue el consejo de no dispersarse en la idea del poema al escribirlo ya que importa, y mucho, colocar las palabras escritas al servicio de la idea. Es interesante no diluirse en el poema.

             Así, hubo algunos poemas que acertaron a marcar las pautas de este crecimiento común al escribir dejando espacios para el silencio, como este que titula: El silencio número dos y la mentira

Gotean ojos sobre estas letras, murmullos por encima del silencio número dos. Es la caída del resto de los intentos, y sobrevivir una derrota posible. Gotean ojos y el otoño siempre abierto al golpe de aire, teje un cielo de nailon que miente con la capacidad de mirar sin ver, de hurgar en la herida que llega, girando como una náusea, a la garganta de quién lee y no conoce la procedencia de la emoción, la humedad de las lágrimas que pueden ser risueñas o tal vez mudas, de tan secas que se expresan.

       Poemas como este, donde la estética de lo cierto eleva a otros espacios y los signos de lo cotidiano se vuelven sublimes. Así es la poética de Mamen un  estar ocultándose para que el ser del gesto tome protagonismo. Así,  lo dejan patente estos versos:

Se trata

de esconder los ojos
ante el hosco oleaje
de algunos días.

Luego,
hay que girar lentamente
hacia la pared
anteriormente besada,
para comprobar
lo que del beso ha quedado.


La tertulia terminó en ese no finalizar que deja latente el deseo del volver a vernos, como lo será, si nada ni nadie lo impide, el primer viernes después de las  vacaciones de Navidad.

La lectura del trabajo de Mamen no impidió hablar de ese cotidiano que a todos nos embarga y nos mantiene vivos, de las alegrías, como las de Manuel Romero por tener a su hermana fuera de peligro después de un ictus y por los frutos que está dando la renovación de su empresa editorial, "la editorial profesional en línea" una de las mejores empresas para publicar libros on-line del momento.


Notamos las ausencias justificadas de María Blázquez, la de Manuel “Salitre”,  las de Miguel Ángel y Dani, incluido su amigo, las de Juan Antonio y Carmen, así como las de José Enrique Campillo y Plácido Ramírez. Alguien me ha apuntado que igualmente habrá que verse estas Navidades para, personalmente, desearnos lo mejor en estos días. Y de no ser así vayan, desde este espacio, mis mejores deseos  para todos en estas fiestas y año nuevo. Y el mejor deseo es que sigamos siendo esto buscadores de esa verdad que nos hace felices sabiendo que la felicidad es un dejarse guiar por el placer de lo auténtico en cada instante. 


lunes, 10 de diciembre de 2012

Todo cambia

                                                           A todos los que aceptan el devenir
Todo cambia en esta inercia de la  piel 
y las mañanas,cuando las horas asoman 
por el vértice singular del tiempo.Todo cambia 
en el fondo de mi alma que se adhiere 
a la  roca de la vida, más allá de los cansancios, 
donde la  corriente del  verso
 me hace solidario con la noctámbula, allí donde es fácil
el encuentro con las  dudas y el  destino ya no es un juego de dioses.

Todo cambia, en este margen de mi rostro, donde la fragilidad
de mi ser  se talla ,sin compasión, con un canto de sombra y  soledad,
o con un verbo de  angustia que  transita buscando una  morada
definitiva. Todo cambia, las formas de sentir, los caminos por tomar. 
Todo cambia en este barro que soy, donde salta la  luz, 
siempre carne, siempre sueño.

Todo cambia 
las   voces de los otros, la  claridad de los días, todo cambia
con esa  misericordia que deja la huella del  misterio 
entre los  matorrales del deseo. 

Todo cambia, sí, en el vértigo de los  muros donde creo protegerme, 
allí donde no puedo impedir que aniden las tormentas 
y que , ni siquiera se permite que el alma se doble, como juncos 
sin fuerza.Todo cambia en este  vestido de la  piel y de las  manos. Sí,
todo cambia en este río que se desborda dentro,sin matarme.

Foto de Carlos Rivero

sábado, 1 de diciembre de 2012

REGRESO

Quiero gozar la calma del regreso,
acercarme
a lo ya conocido,
desandar las aceras que allanaron destierros,
y ahuyentar desengaños.
Quiero entrar por sorpresa en la vieja morada,
 sentir
que un perfume de hierbas me da la bienvenida,
que el calor permanece,
que la estancia conserva mis pocas pertenencias,
dispuestas por su orden.

No necesito más.

Que el alba le devuelva la frescura a mi rostro,
y tejer, junto al fuego,
la quietud de los años.